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20 mayo, 2020Medio centenar de personas que han superado el virus han cedido su plasma, que ya se aplica a pacientes enfermos. Uno de los donantes es el doctor Carlos Colás: «Nuestro trabajo es ayudar», dice
Aragón fue de las primeras comunidades en sumarse a un ensayo clínico que propone la aplicación en pacientes enfermos de covid-19 de plasma procedente de personas que ya han superado la enfermedad. La iniciativa ya está en marcha en numerosos países con la confianza de que la fórmula funcione y que quede acreditado que la sangre de esas personas ya curadas es capaz de mejorar el estado de contagiados convalecientes.
En Aragón, el modelo lleva semanas en ejecución. A través del Banco de Sangre, encargado de acoger la donación y de asumir el proceso de congelación del plasma, medio centenar de pacientes ya recuperados han aportado más de cien extracciones que ya están a disposición de los centros hospitalarios. De hecho, ya se ha comenzado a administrar ese plasma, fundamentalmente, en el Hospital Clínico Lozano Blesa de Zaragoza, el que más ingresados afectados por covid-19 acoge de Aragón y el que más pacientes aporta al ensayo. En ese centro trabaja el doctor Carlos Colás, jefe del servicio de alergias y víctima de la pandemia, que le obligó a permanecer convaleciente durante tres semanas.
«Es difícil saber dónde te has contagiado. Fue a finales de febrero o principios de marzo, cuando no se adoptaban tantas medidas de precaución como ahora, aunque, afortunadamente, mis síntomas no fueron graves, sino más bien un cuadro leve».
En su organismo, el covid-19 provocó malestar general, dolor muscular, cansancio y falta de apetito, pero nada de fiebre alta ni alteración de la respiración. «Como una gripe leve», recuerda Colás primero fue enviado a su domicilio y, después de que una prueba confirmara que era positivo, tuvo que esperar a que otra ratificara que no había rastro del virus en su cuerpo para volver al trabajo.
Una vez recuperado, el facultativo ha regresado al otro lado de la trinchera, donde, por segunda vez, presenta batalla al virus. Lo hace con su sangre, un arma que podría resultar poderosa para acabar con el covid-19. «El servicio de prevención de riesgos laborales del hospital me propuso participar en el ensayo y no me lo pensé». Su plasma, al igual que el de otros cincuenta pacientes ya restablecidos, iba a servir para reforzar a otras personas que lo están pasando mal. «No sabemos si funcionará, pero hay que probar», asegura el doctor.
El proceso fue sencillo y «similar a una extracción normal», indica. La sangre pasa por un circuito en una máquina que separa el plasma hiperinmune deseado y que devuelve al donante los componentes necesarios para que no sufra anemia. En alrededor de 45 minutos, todo ha concluido. «A mí no me cuesta nada y puede que a otra persona le sirva de mucho y esos anticuerpos generados tras haber superado la enfermedad, pueden resultar vitales. Ojalá lo sean. A mí ni me molesta ni me supone un gran sacrificio», expone el doctor.
Pero su gesto ha sido compartido por numerosos sanitarios más que también han querido arrimar el hombro. Otra vez. «Lo veo como algo natural. Nuestro trabajo es ayudar a la gente y ofrecerles la mejor opción ante sus problemas. Nos debemos a las personas y a sus problemas», subraya.
En realidad, ese viene siendo el cometido de Colás durante toda una vida profesional dedicada a las alergias. El covid-19 también ha atrapado a varios pacientes suyos, pero el doctor Colás solo mira hacia adelante. «Se trata de ayudar a los pacientes a recuperar su vida normal lo antes posible». Su plasma y el de otros muchos ayudará a ponerle las cosas difíciles a un virus que se ha topado de bruces con la fortaleza y la solidaridad de los sanitarios. «Me consta que la inmensa mayoría de los profesionales a los que se ha requerido también han participado, de buen grado y sin reticencia o recelo alguno. Animo a todos a que lo hagan». Según los datos del Departamento de Sanidad, cerca de mil sanitarios habrían contraído el virus desde que se originó la pandemia.
La salud en la sangre. Si el ensayo prospera, estará más cerca la victoria frente a una pandemia implacable. La sangre de unos para intentar salvar a otros. La ayuda como forma de vida. «Además, el virus me hizo perder algunos kilos y por fortuna no he recuperado todos», bromea el doctor.