Los investigadores luchan por la visibilidad y la financiación estable
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Diego Gutiérrez, el genio español al que persigue la NASA
Cada día nacen 11.000 niños en el mundo con problemas de visión. Sin embargo, su diagnóstico se realiza, con suerte, a partir de los tres años de edad, lo que hace que las secuelas de sus patologías se puedan agravar con el tiempo. Para paliar la indefensión de los más débiles, una modesta startup zaragozana, Dive Medical, ha diseñado un prototipo que aprovecha la potencia de la inteligencia artificial (IA) para realizar un diagnóstico temprano. Y su invento no sólo despierta un interés en la comunidad médica, sino que también ha llamado la atención del mismísimo Richard Yu, consejero delegado del gigante tecnológico Huawei, que quiere apoyar su desarrollo.
En la pantalla de este pequeño ordenador se proyectan distintos gráficos animados mientras un eye tracker (rastreador ocular) sigue el recorrido de la mirada del niño que se somete a la prueba. Su reacción a los cambios de color o movimiento actúan como detectores de potenciales problemas de visión.
Los resultados del proyecto de Dive Medical, una empresa formada por varios ingenieros y una oftalmóloga, son prometedores porque la información que suministra es útil para programar rehabilitaciones o adaptar modelos educativos acordes a las necesidades de críos tan pequeños. Uno de los casos más estimulantes de este test de inteligencia artificial, que se ha probado en más de un millar de niños aragoneses, es el de un chaval de 12 años al que una parálisis cerebral impide su comunicación verbal. La prueba ha permitido diagnosticar que es daltónico, al igual que sus padres.
Los denominados pacientes no colaborativos, incapaces de manifestar sus deficiencias oculares o que se distraen con suma facilidad, exigen de los oculistas mucha pericia y experiencia. Su diagnóstico depende del ojo clínico. "Esta prueba no sustituye al médico", aclara Victoria Pueyo, oftalmóloga del Hospital Miguel Servet de Zaragoza. "Pero sí sirve de aviso para los padres de la necesidad de llevar a su hijo a una revisión".
Todo comenzó con un deseo del experto en realidad virtual Diego Gutiérrez: luchar contra la ceguera con un ojo computacional. «Me reuní con distintos médicos, que me recomendaron que contactara con la doctora Pueyo», explica. "Ella me habló de la dificultad a la que se enfrentaba en estos diagnósticos. Así empezamos a colaborar".
Este ingeniero dirige en la Universidad de Zaragoza un grupo de investigación que combina matemáticas e informática llamado Graphics and Imaging Lab, del que han salido proyectos que han llamado la atención del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), la factoría Disney y hasta la mismísima NASA, agencia que hace años mostró interés en una cámara suya para hacer cartografía lunar.
El objetivo de la compañía china es que este diagnóstico pueda hacerlo cualquier usuario desde su nuevo smartphone. De hecho, su móvil P30 incorpora un motor de IA que facilitaría en un futuro la ejecución de estas pruebas de visión en bebés o personas con problemas cognitivos severos. Eso sí, antes el prototipo aragonés debe superar la fase embrionaria con nuevos ensayos técnicos y médicos.