El coronavirus deja un rastro genético (su ARN) que permanece en el cuerpo de las personas infectadas durante 20 días. "Ese ARN se expulsa con las heces y llega a las redes de saneamiento desde el primer día de la infección, aunque el paciente ni siquiera tenga síntomas o sepa que está infectado", explica el investigador Araid Jorge Hugo Calvo. Por eso, la epidemiología basada en aguas residuales es un enfoque prometedor de bajo coste que está demostrando que puede anticipar la detección de virus en poblaciones antes de que se detecten los casos clínicos. Junto a la también veterinaria María Pilar Muñoz, Calvo es el responsable en el Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón (CITA) del estudio para la detección del SARS CoV-2 en aguas residuales de doce depuradoras puesto en marcha hace dos semanas por el Gobierno de Aragón.
"Al hacer muestreos semanalmente, podremos ver cómo evoluciona la concentración de virus y si sirve para trazar la curva de la infección en una población. En un momento de pocos casos clínicos, un incremento de copias del virus detectado en aguas residuales puede ser predictivo de un rebrote que aún no ha llegado a los centros de salud porque las personas infectadas aún no tienen síntomas". Una información que puede ser clave en la toma de decisiones. A la hora de detectar cuándo empieza a ceder un rebrote, sería al revés, "se vería antes en los casos clínicos y se reflejaría después en las aguas residuales", señala.
Mediante técnica PCR, en los laboratorios del CITA se analiza cada semana la presencia de material genético del coronavirus en las muestras de aguas residuales facilitadas desde el Instituto Aragonés del Agua. En 72 horas, los resultados están en manos de la Dirección General de Salud Pública del Gobierno de Aragón.
La depuradora de La Cartuja, que da servicio a Zaragoza, forma ya parte de un programa de muestreo a nivel estatal que están llevando a cabo los Ministerios de Sanidad y para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico, con vistas a crear una red de vigilancia epidemiológica nacional. Al extender el estudio a otras doce depuradoras, el Gobierno de Aragón adopta los mismos métodos y protocolos que el proyecto nacional, que han sido desarrollados por el Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC), con el fin de que "nuestros datos sean complementarios y homogéneos con los del estudio estatal, para poder establecer correlaciones y hacer estudios comparativos", destacó la directora del Centro de Investigación y Tecnología Agroalimentaria de Aragón, Lucía Soriano en la presentación del estudio aragonés.
Según precisó la directora del Instituto Aragonés del Agua (IAA), Dolores Fornals, "teniendo en cuenta su situación demográfica y distribución poblacional, se han escogido las diez depuradoras de las localidades con más de 10.000 habitantes –Huesca, Jaca, Barbastro, Monzón, Fraga, Teruel, Alcañiz, Ejea de los Caballeros, Calatayud y Tarazona (no se ha incluido la de Utebo porque recibe aguas de varios municipios)– a las que se han añadido Caspe y Binéfar por su situación epidemiológica este verano".