El lugar elegido para la vacunación, los centros de salud, es también mayoritaria frente a los colegios, aunque esto podría saturar todavía más la Atención Primaria. No obstante, no será en todos, si no en unos denominados «de referencia» y en horario de tarde para favorecer la asistencia a clase. El sector I se centralizará, de momento, en el centro de salud Actur Norte; en el sector II en Almozara y Seminario y en el sector III, en Bombarda.
Sanitarios
Los especialistas aseguran que la «transmisión de la enfermedad es menor que en los adultos» y, aunque los «colegios son seguros», son los menores los que, contagiados por sus mayores, «diseminan el virus por el aula y su entorno», señala Inma Cuesta, enfermera, integrante de la mesa de la campaña de vacunación del Ministerio de Sanidad y portavoz del Colegio de Enfermería de Zaragoza en materia de vacunas. Algo que también afirma Teresa Cenarro, presidenta de la Asociación Española de Pediatría en Atención Primaria, para quien vacunar «tiene más beneficios que riesgos», dice, antes de apuntillar que «el riesgo cero no existe» y, aunque ha habido pocas complicaciones en menores, alguno ha habido a nivel nacional.
Cenarro hace hincapié en que esta vacuna tiene dos objetivos, «protección individual» y también «inmunidad de grupo» porque al haber más población vacunada, «el virus tiene más difícil su transmisión y ponemos barreras». En las consultas, la pediatra ha visto que «la conciliación laboral no es tan fácil como al principio de la pandemia» y son muchos los abuelos que cuidan de los nietos y «acaban contagiados». Tampoco hay que olvidar las cuarentenas, porque hay niños que han sumado «tres seguidas», con la consiguiente pérdida de horas lectivas. Además, hay menores cuyos problemas de aprendizaje se acentúan.
Desde su consulta, ha recibido muchas preguntas por parte de padres. «La percepción es que tienen la decisión de vacunar pero quieren una reafirmación», señala Cenarro. En cuanto a los efectos secundarios, habrá que esperar, pero señala que «será malestar o dolor de brazo, igual que en los adultos». Por su parte, Cuesta insiste en que «la vacuna es segura» y recuerda que hasta los 14 años se les inmuniza de muchas enfermedades «y nadie las cuestiona».
Respecto a la decisión de vacunar en los centros de salud, Cuesta afirma que tiene «sus pros y sus contras». Es «el sitio de vacunación», mientras que en los colegios habría que pedir autorización a los padres, controlar a los más pequeños y evitar el «efecto contagio porque cuando uno se pone nervioso o se marea, lo hacen todos», señala la enfermera. Además, precisa que el niño, como los adultos, tendrían que estar vigilados durante al menos 15 minutos y «a los docentes o no se les puede pedir o no se les quiere pedir» esta vigilancia.
Cenarro, por su parte, asegura que la inmunización será «rápida» puesto que al inocular la segunda dosis en ocho semanas, se pondrán «muchas primeras» en poco tiempo. En cuanto a la autocita, espera que el «sistema no muera de éxito» y se evite que se colapse la aplicación. Además, hace hincapié en que «hay que avanzar en la vacunación a nivel mundial» porque hay que «pensar en los niños del mundo y también en las personas vulnerables y sanitarios que todavía están sin inmunizar» en otros países.
Por su parte, desde el sindicato CSIF Aragón, Jesús Sicilia, representante en la sección de Sanidad, tiene claro que la vacunación infantil llega en un momento en el que la carga de trabajo en Atención Primaria es «muy elevada» y reconoce que urge una «reorganización urgente para poder hacer frente a las necesidades que tiene, entre las que se encuentra el refuerzo de personal de la misma».
Padres
Las asociaciones de padres tienen claro que «cuantas más barreras se pongan al virus, mejor». Desde La Federación de Asociaciones de Padres y madres de Alumnos de la Escuela Pública de Aragón (Fapar) trasladan un mensaje de «tranquilidad» y reconocen que hasta la fecha, «no ha habido consultas vinculadas al miedo por parte de las familias», que sí hubo en verano, cuando «se empezó a hablar de ello». Están de acuerdo en que el escenario sea el centro sanitario porque es una «responsabilidad que compete a las familias» y es una forma de «garantizar la protección de datos y la organización de la campaña», como ya se hizo con los adolescentes.
Tampoco han notado preocupación entre los padres en Fecaparagon, aunque desde la Federación cristiana de Asociaciones de Padres y Madres de Alumnos de Aragón, sí que discrepan en el lugar, ya que no veían mal que se hiciera en los centros educativos, como se ha hecho «en épocas anteriores» o haber apostado por «un híbrido» para no saturar más los centros de salud, dice su presidenta, María Concepción Ibáñez.
Sí que coinciden en que los colegios son «lugares seguros». Desde Fapar creen que el incremento de casos es «normal» porque lo está habiendo en la calle y muestran su preocupación por cómo será la vuelta de vacaciones, ya que «todas las olas han coincidido con periodos de después de vacaciones».
Falta de información
La falta de información es algo que critican algunos colectivos. Por ejemplo desde el sindicato CGT reconocen que sí que están teniendo consultas de institutos y docentes preguntando por las bajas al tener niños confinados pero están a la espera de más datos. También demandan más información desde Aspanoa, que el viernes todavía no tenían conocimiento de cómo se iba a llevar en los niños con cáncer de la asociación; y desde Plena Inclusión, que tampoco saben cómo se va a vacunar a los menores con discapacidad intelectual que asisten a los centros diurnos, señala su presidente, Santiago Villanueva. Este urge también que se culmine la inoculación de la tercera dosis a personas con discapacidad