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Que España está por detrás de muchos países de nuestro entorno en materia de investigación científica no es ninguna sorpresa. Pero tampoco lo es, o no debería serlo, que a pesar de ese factor en nuestro país hay muchos profesionales que dedican su carrera al progreso y que gozan de un reconocido prestigio internacional. Para ayudar a visibilizar su trabajo y que la gente valore su labor, EL PERIÓDICO DE ARAGÓN ha nominado a cuatro personas o entidades de la comunidad para los premios Aragoneses del año en la categoría de Ciencia y tecnología.
Los cuatro candidatos que optan a llevarse el galardón son: La Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas de Aragón (AMIT), que preside María Villarroya; el Proyecto Copernicus de observación de la Tierra; Ana Serrano, investigadora del grupo Graphic and Imaging Lab; y Nulilo Cremades, que trabaja en el descubrimiento de una cura para el párkinson. El ganador se conocerá el próximo miércoles 8 de mayo en una gala organizada por este diario.
LA MUJER, PROTAGONISTA
En esta edición de los premios destaca la gran cantidad mujeres investigadoras nominadas. «Las desigualdades entre hombres y mujeres también existen en el campo de la ciencia», asegura María Villarroya, cuya organización lucha precisamente por una mayor presencia de la mujer en este ámbito. «Las mujeres somos mayoría en estudios universitarios desde los años 80 y eso no se traduce en una proporción similar entre el profesorado. En el CSIC, por ejemplo, solo hay un 26% de mujeres profesoras», añade Villarroya, que lleva al frente de AMIT desde el año 2012.
En cuanto a la situación de la investigación en Aragón, los cuatro nominados coinciden en apuntar que esta comunidad «es muy capaz –según señala Ana Serrano– de formar a buenos profesionales». La pega, como no, es la financiación, cuyas cifras están todavía lejos de las que se alcanzan en Europa. «Muchos nos hemos planteado el irnos a otros países al acabar el doctorado por falta de alternativas», critica Serrano.
A pesar de esto, Villarroya recuerda que Aragón ha sido la primera comunidad autónoma de España que firmó un pacto por la ciencia, un hito al que se suma la recientemente aprobada Ley de la ciencia «que es muy ambiciosa».
En este sentido, Nunilo Cremades asegura que, en su opinión, «el Gobierno de Aragón ha apostado por la ciencia y la tecnología con becas, ayudas e intentando que los científicos tengan una mayor estabilidad en sus puestos de trabajo», una de las grandes reivindicaciones de este sector.
Y sobre la nominación, María Pilar Milagro, que trabaja junto con el también aragonés Ramón Torres en el proyecto Copernicus (que es parte de un programa de la Agencia Espacial Europea) dice que «la repercusión de estos premios pueden hacer que aumente su visibilidad» en un mundo que califica como «competitivo». Cremades, a este mismo respecto, dice que el premio puede ser un «aliciente» para seguir mejorando «tanto en lo personal como en lo profesional».
La enfermedad del párkinson, «así como otras enfermedades neurodegenerativas», añade Cremades, «suponen uno de los desafíos socio-económicos más relevantes de la sociedad occidental». Por tanto, la visibilización del trabajo de estas investigadoras es primordial para «convencer» de la necesidad de financiación a los agentes económicos.
«Aquí seguimos lejos de EEUU –concluye Serrano–, pero hemnos demostrado que desde aquí se puede hacer investigación de muy alta calidad, lo cual yo creo que tiene incluso un mérito añadido, dadas las condiciones bajo las que tenemos que trabajar en algunos casos».