La Fundación BBVA ha premiado a Katalin Karikó, Robert Langer y Drew Weissman por crear dos tecnologías que, combinadas, han hecho posible la terapias de ARN mensajero (ARNm), una tecnología que hace que las células del organismo produzcan proteínas para prevenir y tratar enfermedades.
Aunque la aplicación más inmediata y sobresaliente derivada del trabajo de los premiados ha sido el "oportuno y rápido" desarrollo de vacunas contra el virus del SARS-CoV-2, el jurado ha destacado que las vacunas son solo el principio de una tecnología "llamada a extenderse a otras áreas terapéuticas, como las enfermedades autoinmunes, el cáncer, los trastornos neurodegenerativos, las deficiencias enzimáticas y otras infecciones víricas", subraya el acta.
El primer paso hacia la creación de las terapias de ARN mensajero lo dio Langer, catedrático del Instituto Tecnológico de Massachusetts (MIT), al demostrar que era posible encapsular en nanopartículas moléculas de ácidos nucleicos -como el ARN, siglas de ácido ribonucleico-, y transferirlas al interior del cuerpo.
Posteriormente, Karikó y Weissman, catedráticos en la Universidad de Pensilvania (Estados Unidos), descubrieron cómo modificar las moléculas de ARNm para usarlas como agente terapéutico sin que el sistema inmune humano las destruyera.
Karikó y Weissman descubrieron cómo modificar las moléculas de ARNm para utilizarlas como agente terapéutico, y Langer ideó el vehículo seguro. "Los dos avances son imprescindibles", resume Óscar Marín, director del Centro de Trastornos del Neurodesarrollo en King’s College London (Reino Unido) y secretario del jurado.
El concepto de terapia de ARN parte de la base de que es posible diseñar ARN ‘a la carta’ en el laboratorio, de forma que contenga la información necesaria para fabricar cualquier proteína, ya sea un compuesto terapéutico o un fragmento de un virus, como sucede en las vacunas para el Covid-19.
En el caso de las vacunas de ARNm contra el coronavirus, contienen ARN con instrucciones para fabricar la proteína S del SARS-CoV-2, que es la que actúa como llave para entrar en las células humanas. Cuando se inyecta, induce en el organismo una respuesta defensiva como la que genera el organismo de manera natural para protegernos de una infección.
Estas vacunas no solo se producen más rápido que las tradicionales, sino que pueden adaptarse más fácilmente a las mutaciones del virus y son teóricamente más seguras, puesto que no interviene en el proceso ningún virus vivo, y ningún material genético entra en el núcleo de la célula humana.
Tras conocer el fallo del jurado, Katalin Karikó ha recordado que "durante 40 años no solo no recibí ningún premio, sino que no recibí ningún apoyo económico para mi investigación, así que este reconocimiento es un gran honor", y ha animado a los jóvenes a dedicarse a la ciencia "porque es apasionante".
Karikó empezó a trabajar con ARN sintético a finales de los setenta en el Centro de Investigaciones Biológicas de Szeged, en Hungría, su país natal y en 1985 emigró a Estados Unidos, donde continuó su investigación en la Universidad de Pensilvania.
Años más tarde, comenzó a colaborar con el inmunólogo Drew Weissman, de la misma universidad y en 2005 ambos lograban su primer gran avance: descubrir cómo modificar el ARN de forma que el sistema inmunitario humano no logre detectarlo.
Y aunque el resultado terapéutico más inmediato ha sido la vacuna contra el covid-19, Karikó está convencida de que "pronto" esta técnica permitirá tratar enfermedades cardiovasculares o autoinmunes, o hacer vacunas contra el VIH, la malaria o el cáncer, áreas donde ya se están haciendo ensayos clínicos.
Además, "es una terapia especialmente barata porque la medicina se produce en tu propio cuerpo, tú mismo te conviertes en la fábrica de medicamentos. Las aplicaciones son infinitas", destaca la investigadora.
Weissman, de hecho, ya está trabajando en el posible desarrollo de terapias génicas para la anemia falciforme, un trastorno con el que nacen 200.000 personas cada año. "Esperamos poder tratarles con una sola inyección de ARNm que actuará sobre las células madres de la médula ósea, reparando su defecto genético y curando la enfermedad. Esto transformará la medicina".
Por su parte, Langer ha recordado que cuando demostró que era posible encapsular grandes moléculas nadie pensó que fuera posible, tanto es así que "los primeros nueve proyectos de investigación que solicité fueron rechazados, y no pude conseguir un trabajo en un departamento de ingeniería química, que es mi disciplina".
Con el tiempo, la tecnología de Langer ha resultado ser "absolutamente crítica" para las terapias de ARNm y hoy en día es uno de los científicos más citados del mundo y uno de los fundadores de la compañía Moderna.
Fuente: Heraldo de Aragón