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7 junio, 2022La pandemia y otras circunstancias ha provocado que algunas personas no tengan al día el calendario vacunal, y ello puede abrir rendijas en el sistema de protección contra las enfermedades.
Quince millones de personas han fallecido en el mundo directa o indirectamente debido a la pandemia de covid-19, según los últimos datos facilitados por la Organización Mundial de la Salud. Pero, ¿cuántos muertos habría causado este mal de no haber tenido acceso con rapidez a las vacunas contra el virus SARS-CoV-2?
Es difícil responder a esta pregunta, aunque la enfermera aragonesa de Salud Pública y matrona Inmaculada Cuesta se remite a las crudas imágenes de los primeros meses del estallido de la pandemia, con enormes morgues saturadas porque no se daba abasto ante el alto índice de mortalidad que dejaba a su paso la enfermedad. En estos dos años de pandemia, los ciudadanos hemos aprendido que las vacunas contra la covid evitan enfermar de forma grave, reducen los ingresos hospitalarios y, en consecuencia, el número de muertes.
Inmaculada Cuesta, secretaria de la Asociación Nacional de Enfermería y Vacunas (Anenvac), es un referente en este campo a quien consultan desde el Ministerio de Sanidad a las comunidades para tomar las mejores decisiones en lo que se refiere a las vacunas. Considera que en nuestro país somos privilegiados por la gran cobertura vacunal y por su carácter gratuito para proteger a quienes lo necesitan, algo que no ocurre en todos los rincones del planeta. Destaca la buena cobertura alcanzada contra la covid-19, pero entre los puntos débiles detecta que todavía hay personas sin vacunar, a quienes hace un llamamiento para que se inmunicen porque corren el riesgo de contraer la enfermedad de forma grave, lo que las puede llevar al hospital e, incluso, a la tumba. "Aunque los vacunados con la pauta completa hayan bajado la guardia al estar protegidos, los no vacunados están vírgenes y pueden tener una falsa sensación de seguridad, porque el virus sigue estando ahí, la pandemia no ha pasado”, apunta la enfermera.
Otro de los grandes retos es la vacunación en los niños y adolescentes. En este sentido, ha existido una reticencia difícil de entender por la contradicción que implica, subraya Cuesta: "hay padres, madres y tutores que se han vacunado pero se han negado a proteger a sus hijos o tutelados. Eso es incomprensible". Por eso, defiende la vacunación para todos los niños mayores de 5 años con la pauta completa (las tres dosis), aunque hayan pasado la enfermedad. Según las últimas cifras conocidas, en Aragón ha mejorado la ratio de niños vacunados, y en esa línea hay que seguir.
También ve necesario completar la pauta de las tres dosis porque haber pasado la enfermedad no permite alcanzar la deseada "protección híbrida" que sí se logra con la vacuna. Respecto a la cuarta dosis, sigue sin contemplarse hoy por hoy para la población en general, por lo que se circunscribe a quienes las personas que viven en residencias de ancianos, o que tengan factores de riesgo importantes.
En líneas generales, Inmaculada Cuesta apunta que mientras no esté toda la población vacunada, la pandemia no ha terminado. "Tenemos que ser todavía prudentes porque el virus sigue ahí, debemos mantener las medidas de protección, la higiene de manos, la distancia de seguridad en sitios cerrados... Especialmente las personas más vulnerables se tienen que proteger y llevar mascarilla".
Los efectos secundarios de la pandemia en el calendario vacunal
Uno de los efectos secundarios de la pandemia ha sido que se ha bajado la guardia en la vacunación generalizada. Al principio, al tener que cerrar los centros de salud se priorizó la vacunación de calendario de los niños menores de dos años, porque eran los más vulnerables, y de las embarazadas. Pero tiempo después se ha comprobado que hay niños a quienes no se les administraron las dosis que les correspondían ni antes ni después, con lo cual están disminuyendo las coberturas del calendario vacunal sistemático hasta los 14 años. "Esto puede repercutir en la aparición de enfermedades que pensábamos que no iban a reaparecer", apunta Inma Cuesta. A ello se une la llegada de niños y adultos de Ucrania que no están completamente vacunados porque se trata de una población reacia a inmunizarse.
"Esto es muy preocupante. Es importante que el sistema sanitario haga el esfuerzo de captar a los niños a los que les falta alguna vacuna por poner y también los padres o tutores deben preocuparse de acudir al sistema sanitario para actualizar el calendario de vacunación". Pone el ejemplo del sarampión: para estar bien protegido contra esta enfermedad infecciosa, es preciso haber recibido las dos dosis de la vacuna. Y además, hay personas que ni han pasado el sarampión ni están vacunadas porque cuando eran niños no estaba incluido en el calendario de vacunación ni circulaba esta enfermedad. Son personas que tienen entre 30 y 50 años que pueden correr un grave riesgo porque, en los adultos, tanto el sarampión como la rubeola pueden llegar a ser mortales. Según indica la enfermera, las personas que no están vacunadas pueden ir al médico y pedir que se la pongan. En caso de no saber si se ha pasado o no la enfermedad, no pasa nada por recibirla.
Otra enfermedad sobre la que hay que estar en alerta por lo que está representando durante la pandemia es la neumonía. Así, la vacunación frente al neumococo está contemplada en el calendario de vacunación infantil. Pero la OMS ha hecho un llamamiento a todos los países para que hagan un especial esfuerzo en la vacunación frente al neumococo en personas que han padecido un covid grave. En Aragón, desde 2019 se pone la vacuna contra el neumococo de polisacáridos a las personas que cumplen 65 años de forma gratuita. Se les manda una carta para acudir al centro de salud, pero debido a la pandemia se dejó de enviar, y cuanto más mayor es una persona más posibilidades tiene de contraer la enfermedad. "Es importante retomar la vacunación contra el neumococo en personas adultas", insiste Cuesta. En Aragón, desde hace pocos meses, en las residencias de ancianos se administra la vacuna contra el neumococo conjugada que aconseja la OMS.
Durante los últimos años, el calendario de vacunación se ha extendido, explica Inmaculada Cuesta: "Ahora es mucho más completo, y además las vacunas han dejado de ser cosa de niños y de personas mayores. Tienen que ponerse a lo largo de todas las etapas de la vida". De hecho antes de nacer ya se recomienda a las embarazadas que se vacunen frente a la gripe si el periodo de gestación coincide con la temporada de esta enfermedad y frente a la tosferina. Es la denominada "vacunación altruista" porque se protege la mujer y le transmite los anticuerpos al bebé, que no puede vacunarse contra la gripe, por ejemplo, antes de los 6 meses y, por tanto estaría desprotegido en un momento muy vulnerable de su vida.
El calendario de vacunación infantil llega hasta los 14 años y contempla vacunas que previenen incluso del cáncer, como el que causa el virus del papiloma humano en las chicas. Esta vacuna, que se inyecta a los 12 años, previene el cáncer de cuello uterino. Las sociedades científicas están recomendando que se proteja también a los chicos, porque aunque no van a sufrir este tipo de cáncer, sí puede contagiar y transmitirlo. De hecho, en Cataluña se está poniendo en marcha la vacunación contra el virus del papiloma humano a los varones. Además, apunta Cuesta, hay estudios donde se observa que la vacunación previene del cáncer oral, por los hábitos sexuales.
Otra vacuna que está incluida en el calendario de vacunación infantil y previene del cáncer, en este caso de hígado, es la de la hepatitis B. Todos los nacidos a partir de 1980 están protegidos, y además ahora se pone junto a las vacunas preventivas de otras cinco enfermedades en una sola inyección.
La fórmula que previene una enfermedad fulminante, aunque no está incluida en Aragón en el calendario vacunal sistemático, es la de la meningitis B: los pediatras la recomiendan y los padres la adquieren. Hay comunidad autónomas que sí la tienen de forma gratuita.
Asimismo, hay nuevas vacunas no incluidas en el calendario vacunal, como la del herpes zoster, que en Aragón se ha empezado a administrar a personas con patologías graves, como las sometidas a tratamientos oncológicos o inmunosupresores, en las que el padecer esta enfermedad puede empeorar su patología. También se ha desarrollado y pronto se administrará la vacuna del virus respiratoria sincitial, una enfermedad muy grave que afecta sobre todo a los niños y solía aparecer en invierno, pero debido a la pandemia hubo un brote en agosto y septiembre de 2021.
La vacuna contra la viruela, dispuesta si es necesaria
Respecto a la viruela del mono, Inmaculada Cuesta recuerda que se trata de un brote, no es una pandemia, y la transmisión es, por el momento, muy moderada. Mientras en el Reino Unido sí se ha considerado necesario administrar dos dosis de la vacuna contra la viruela a personas que no están vacunadas y una dosis en personas que sí lo están, en España no se prevé por ahora esta medida. En 1978 se dejó de vacunar de la viruela a los recién nacidos en nuestro país, por lo que los mayores de 44 años están protegidos frente a la viruela del mono. Aunque en 1980 la OMS la dio por erradicada, en 2013, la Agencia Europea del Medicamento aprobó una vacuna atenuada no replicativa, es decir, se ha tratado para que pueda prevenir la viruela pero no reproducir la enfermedad.
Fuente: Heraldo de Aragón