Manuel Valiente (Zaragoza, 1980) no ha sufrido en su propia carne los efectos del coronavirus, pero sí en sus experimentos sobre metástasis cerebral en el Centro Nacional de Investigaciones Científicas, con sede en Madrid, un proyecto por el que logró la beca Consolidator Grant europea, dotada con dos millones de euros. De lo vivido en estos meses destaca la impresionante reacción de los científicos y suspende a los políticos encargados de gestionar la crisis sanitaria. Hijo predilecto de Zaragoza desde 2015, sigue visitando a su familia y amigos cuando le es posible. Aunque su tiempo es tan preciado que puede salvar vidas, accede a conversar vía telefónica con HERALDO.
Justo antes de que estallara la crisis del coronavirus, en diciembre pasado, le concedieron la prestigiosa ayuda europea al proyecto de investigación en metástasis cerebral que dirige. ¿Qué ha pasado en estos meses?
La ayuda en sí con la dotación económica comenzó a llegar en julio pasado, pero venimos trabajando en esto desde hace tiempo. El hecho de que se haya cruzado la pandemia ha tenido y tiene una repercusión en todo lo que estamos haciendo.
Imagino que para mal.
Claro. De bueno por ahora no hay mucho; lo único positivo es que quien desconocía qué hacíamos los científicos, al presentarse esta situación tan inesperada donde todo son preguntas, ha descubierto que quienes arrojan luz sobre esto son los científicos que investigan este tipo de temas, y de hecho ya habían avisado de que esto podía pasar.
¿En estos meses se ha llegado a producir un retroceso en vuestra investigación por culpa de los efectos de la covid-19?
Por ejemplo, desde marzo se cerró prácticamente el laboratorio, salvo las funciones esenciales, no hemos podido hacer ningún experimento de nuestros proyectos. Hasta junio hemos estado parados, hemos tenido que reinventarnos. Como científicos, nuestro día a día es estar en el laboratorio físicamente para hacer experimentos: desde crecer un plásmido para detectar un gen en las células, hasta coger un trozo de cerebro con una metástasis y aplicarle una técnica que permite ver las células del tumor en verde. Todo esto lo hacemos para generar unas imágenes, o hacer unas cuantificaciones, y analizar esos datos. Nos hemos tenido que centrar en el análisis de datos. Pero si no generas nuevos datos, llega un momento en que no queda nada que analizar.
"Lo único bueno de la pandemia es que la sociedad ha descubierto que quienes arrojan luz sobre lo desconocido son los científicos"
Y ello supone un freno.
Claro, además, los experimentos que estaban en marcha y no pudieron acabarse el 13 de marzo los tuvimos que parar y, por lo tanto, se perdieron. Se trata de experimentos complicados, porque trabajamos con modelos animales que desarrollan metástasis, así que si estabas estudiando el crecimiento de la metástasis en el cerebro y testando una potencial terapia, o mirando genes que creemos que son importantes, lo tuvimos que parar.
¿Por ejemplo, en ratones?
Claro, los tuvimos que sacrificar antes de tiempo y, por tanto, el experimento no llega al punto en el que puedes evaluar el resultado, con lo cual se pierde esa información. Hay que repetir ese experimento, y ello implica usar más animales, utilizar más medicamento, o generar otra vez las células que inyectamos, además del tiempo de la persona que está haciendo ese experimento.
Eso es un varapalo importante.
Otra cosa que ha ocurrido es que, además de los laboratorios de cada grupo, el CNIO tiene unas unidades de apoyo a la investigación que son zonas comunes donde se tuvo que reducir al máximo el acceso de personal, entre ellos quienes cuidan a los ratones en el animalario. Así que fue preciso disminuir la cantidad de ratones con las que trabajamos. Son ratones que tienen modificaciones en su genoma porque estudiamos aspectos determinados. Después de esta reducción, tienes que volver a expandir esa colonia de ratones. Todo eso es tiempo y es dinero. Claro que ha tenido un impacto, de hecho en el laboratorio seguimos con fuertes restricciones para poder trabajar, entre un 50% de la capacidad, con lo que la velocidad se reduce a la mitad.
¿Se puede hablar de un retroceso de años?
No se sabe, porque en el campo de la investigación, el día menos pensado puedes dar con algo interesante. Un proyecto a priori te puede llevar tres años o te puede llevar toda la vida. Es muy difícil de planificar. Lo que sí es objetivo decir es que la pandemia, igual que para todo el mundo, ha supuesto a nivel de investigación una parada y un freno importante para todo.
"Si queremos despegar como país y no seguir viviendo de un solo sector hay que invertir en ciencia"
Como licenciado en Medicina Veterinaria habrá seguido con atención cómo se ha afrontado la lucha contra el coronavirus. ¿Cuál es su valoración sobre cómo está actuando?
Creo que es muy destacable, por una parte, la absoluta capacidad del mundo científico para responder a un problema de envergadura global. Hay muchísimas iniciativas en marcha para tratar de compartir los datos cuanto antes, ponerse a trabajar en aspectos diferentes. Se han dado pasos en cuanto a tratamiento y, desde luego, es alucinante la velocidad que lleva la vacuna. Hace seis meses que se está trabajando en un virus absolutamente desconocido hasta entonces y estamos hablando de que en 2021 puede haber ya vacunas.
Pero…
Pero, por otra parte, absoluto suspenso a la gente que tiene capacidad de gobernar ciudades, países…, No hablo de nadie en concreto, a nivel nacional e internacional, hay quien lo ha hecho muchísimo mejor o peor. Pero creo que ha habido una absoluta falta de previsión y que los gobernantes deberían ser personas que destaquen por su capacidad de visión y de escuchar a la gente que sabe lo que está diciendo a nivel técnico. Deberían haber puesto otro tipo de medidas, incluso antes de desatarse la pandemia.
¿Cuáles cree que han sido los mayores errores, por no repetirlos?
Creo que los avisos que se habían ido dando de que una pandemia era altamente probable (hubo antes enfermedades que no llegaron a ser pandemia pero dieron la voz de alarma) no se tomaron en cuenta porque no es como un terremoto que lo ves, es algo silencioso, que de repente está en un pueblo de China pero al mes siguiente está ya extendido por Europa. Creo que esto debe de tomarse en serio y se debe crear un sistema de crisis sanitaria que esté preparado para reaccionar de una manera más global y más consensuada ante este tipo de problemas, para mí es lo fundamental.
-Hay científicos que aseguran que esta segunda ola no tiene ninguna justificación. ¿Está de acuerdo?
-Quiero dejar claro que, a nivel científico, soy un investigador que me dedico a estudiar el cáncer. Lo que puedo decir de epidemiología o de salud pública o de virología.. pues, sinceramente yo sé de lo sé, pero no sé de todo. No soy un hombre del renacimiento, ni muchísimo menos.
"Mucha gente, por primera vez, está pensando que la investigación es necesaria e importante"