Es la primera vez que tres proyectos de investigación oncológica españoles llaman la atención de la prestigiosa Fundación Mark, con sede en Estados Unidos. Uno de ellos, el del zaragozano Manuel Valiente, jefe del Grupo de Metástasis Cerebral del Centro Nacional de Investigaciones Oncológicas (CNIO), acaba de recibir casi 220.000 euros para financiar su ambicioso planteamiento de convertir las cirugías en soluciones permanentes y "curativas" que eviten las recaídas por metástasis en el cerebro.
- ¿Esperaba contar con esta ayuda o ha sido una sorpresa para su grupo?
Lo cierto es que esta ayuda funciona un poco diferente al resto. La Fundación hace primero una selección de investigadores a los que quiere financiar y, en este caso, fueron ellos los que se aproximaron a mí como potencial candidato para mandar la solicitud de mi proyecto. Después de que me contactaran ya partía con más posibilidades, porque me preseleccionaron, pero desde luego no me imaginaba que la primera vez que esta fundación financia proyectos fuera de Estados Unidos mi laboratorio fuera a ser un candidato. Los otros dos laboratorios españoles que han recibido financiación son el de Nuria López Bigas, del IRB Barcelona, y el de Ignacio Melero, del CIMA. Ambos tienen un montón de aplicaciones de alto nivel. Yo estoy todavía en proceso de llegar cerca de donde están ellos… En marzo hago siete años con el laboratorio y las cosas están yendo muy bien, pero no deja de ser algo inesperado y también un orgullo que en esta fase del proyecto nos hayan preseleccionado.
- ¿Por qué cree que han elegido su proyecto?
- En nuestro caso creo que ha sido por el tipo de problema en el que trabajamos. Estudiamos una de esas cajas negras del cáncer que todavía siguen entre nosotros. Con el cáncer indudablemente se ha avanzado mucho en los últimos 50 años, pero sigue habiendo muertes muy dramáticas y problemas en los que las terapias tienen mucho que hacer. Uno de ellos es la metástasis, y dentro de la metástasis, cuando afecta al cerebro, este proceso está a años luz de lo que queremos que esté. Es necesario dar un manejo clínico al paciente que le permita vivir el máximo tiempo posible de una manera buena. En mi grupo, estamos totalmente enfocados a la metástasis en el cerebro y nos hemos centrado en uno muy específico, como son las recaídas.
- ¿Cuál es el riesgo que tienen estos pacientes?
- Dentro de las terapias que se dan actualmente para tratar la metástasis cerebral está la cirugía, pero después de esta, más de la mitad de los pacientes (en torno a un 60%) sufren una recaída al año porque es imposible garantizar que se han extraído todas las células cancerosas, que son microscópicas. En algunas ocasiones, estas células tienen algunas funciones que les permiten reconstruir el tumor, que es lo que provoca la recaída. El proyecto quiere tratar de entender cuáles son las capacidades especiales que tienen las células tumorales que pueden quedar después de una cirugía para literalmente cargárnoslas, y que ese proceso de recaída no ocurra. Buscamos una calidad de curativo cuando se aplique la neurocirugía. Intentar complementarla con alguna aproximación que nos permitiera darle ese calificativo.
- Desde el punto de vista asistencial, la pandemia ha supuesto un freno a muchas pruebas diagnósticas que ayudan a la detección precoz de estas enfermedades. ¿Le preocupa que la covid pueda estar quitando recursos a estos enfermos?
- Indudablemente de alguna manera la pandemia está teniendo alguna repercusión en los pacientes con cáncer. En las épocas más dramáticas de la covid-19 hubo momentos en los que se cerraban quirófanos y estos enfermos no podían recibir la cirugía que tenían programada. Ahora no sabría decirte, porque la cosa parece mucho más leve. Pero que la covid ha tenido también un impacto en la investigación, clarísimamente lo ha tenido. Desde los momentos que tuvimos que cerrar laboratorios a la recuperación de esos cierres. La investigación al final es una parte de la sociedad. Es un trabajo muy sensible y hay que cuidarlo mucho. La ciencia en España ya estaba un poco tocada y, en estos casos, la recuperación es un poco más complicada.
- ¿Cómo están afectando estos repuntes a la investigación oncológica?
- Es verdad que hemos estado muchísimo tiempo con restricciones muy potentes, sin la capacidad total en los laboratorios, etc. Ahora casi no nos damos cuenta en cuanto al impacto de la covid porque la capacidad de trabajar se ha recuperado, pero encontramos otros problemas...
- ¿Por ejemplo?
- Una apuesta más decidida por la investigación en España… Hay una serie de cosas que claramente necesitan un apoyo mucho más decidido para que podamos seguir siendo altamente competitivos.
- Aun así hay proyectos como el suyo que son un claro referente en investigación oncológica.
- Desde luego hay proyectos de aquí del CNIO que son referente y apoyan la ciencia a nivel internacional. Está claro que somos capaces de sacar cosas adelante, pero no hay que mirarlo desde ese punto de vista… Ahora la iniciativa de financiación más potente en la Unión Europea está sacando en Alemania cuatro veces más de proyectos que en España… Yo creo que hay muchísimas cosas que mejorar y podríamos estar a un nivel muchísimo más alto si tuviéramos un apoyo más a largo plazo, más estable, menos trabas burocráticas, más flexibilidad…
- Y no esa famosa frase de tener que "hacer más con menos"...
- Sería mejor hacer más si te dan un poco más. Este argumento al político le va a satisfacer… Ahora durante la época covid han aflorado más situaciones más "cutres", y perdón por la expresión, de gente que tiene contratos que son tercermundistas, situaciones laborales que no tienen que ver con lo que sería esperable para alguien que se dedica a la investigación y que ha dedicado tanto tiempo a formarse, pero desgraciadamente estas cosas ocurren… Está bien sacar pecho de cosas que podemos hacer, pero estaría bien ser consecuentes. Agarrarse a estos datos es un arma de doble filo.
- ¿Qué supone esta ayuda de la Fundación Mark para su laboratorio?
- La financiación es muy especial porque es inusual. Nos dan una cantidad de dinero que está muy bien, pero también nos dan muy poco tiempo. Ellos han identificado que potencialmente tenemos la posibilidad de encontrar cosas de interés, nos dan un año para conseguirlo y si al año ofrecemos un plan para desarrollar unas terapias para hacer que la cirugía sea curativa nos darían otra fase del proyecto. La financiación que nos han dado nos permite contratar a una persona que ya está con nosotros y sobre todo aplicar una serie de tecnologías que nos van a permitir leer esas células que quedan detrás de la neurocirugía en un modelo que hemos generado en el laboratorio. Vamos a hacer cirugía en el ratón y reproducir lo que ocurre en la clínica aquí.
- Su proyecto es generoso respecto a la financiación, pero también muy arriesgado, puesto que solo cuenta con un año para cumplir los objetivos. ¿Qué pasa si no lo consiguen?
- Esta primera fase del proyecto lo que trata de generar es un mapa molecular y celular del proceso de recaída. Queremos aplicar una serie de tecnologías que nos permitan ver dónde se quedan estas células, los genes que encienden y que apagan y el microambiente que rodea al tumor. Por la experiencia que tenemos ya sabemos que igual de importante que las células cancerígenas en la metástasis es el ambiente que la rodea: un cerebro que está "machacado", entre comillas, porque le hemos hecho una cirugía y por una serie de componentes diferentes. Con ese mapa genético que vamos a generar es con lo que dentro de un año tendremos que ir a la fundación y rendir cuentas. Si ellos nos creen, nos darán otra fase del proyecto que trataremos de traducir en la creación de nuevos medicamentos, y esperamos que así sea.
- Si tuviera que destacar algo positivo de estos dos años de pandemia, ¿qué sería?
- El cambio de mentalidad que se ha dado con respecto a la divulgación científica. Como investigadores, estamos apostando por acercarnos lo máximo posible a la sociedad para buscar esa complicidad. Yo creo que esa barrera, desde múltiples sociedades científicas, centros de investigación y con ayuda de la gente más joven también, de manera directa o a través de las redes sociales, se ha roto. Estamos tratando de hacer que se creen más canales y podamos hablar con la gente que al final nos paga lo que hacemos, porque mucha parte de esto sale de impuestos. Pero también los criterios de los políticos deberían satisfacer las demandas de la gente.
- Y si hubiera que suspender a alguien… ¿Suspendería a los políticos en la gestión de esta crisis?
No quiero hablar mal de los políticos en general, pero yo lo que veo a nivel más cercano son problemas de que siempre estamos un poco ahogados. La investigación tiene que salirse de los criterios administrativos… Hay cosas que no pueden aplicar aquí porque nosotros tenemos que tener una visión muy a largo plazo, si no las cosas son imposibles. Y tenemos que tener una flexibilidad. Dudo mucho que ningún investigador esté en esto para tratar de hacerse rico, creo que deberían darnos un voto de confianza de que las cosas que hacemos y que pedimos son con el único interés de intentar ser más competitivos, buscar la excelencia y trasladar los conocimientos que vamos generando poco a poco a la sociedad. Y debería haber esa confianza. Muchas veces da la sensación de que esa confianza desde la administración no existe porque si no no tendríamos tantísimas trabas.
- Por otro lado, son la esperanza de muchísima gente. ¿Sienten ese apoyo por parte de la ciudadanía?
A día de hoy tenemos un montón de seguidores y se están haciendo iniciativas como los 'Amigos del CNIO' para que la gente pueda participar de nuestros éxitos, financiar plazas, etc. Ese tipo de iniciativas, si luego como personas individuales atendemos a los medios y a través de las redes sociales tratamos de ser lo más abiertos posibles, posibilitan que la gente conozca lo que hacemos y sean también conscientes de cómo es el proceso de investigación, un proceso que no garantiza nada pero que si no se garantiza sí es seguro que nada va a cambiar, y me refiero al tratamiento de enfermedades oncológicas.