A veces pensamos en el cáncer como una lotería. ¿Es realista?
Al decir vejez se suele pensar en arrugas y achaques, pero usted piensa en telómeros más cortos. ¿Qué son?
Me interesa mucho estudiar por qué envejecemos porque ahí está el origen de la mayoría de las enfermedades que nos matan: el cáncer, las enfermedades degenerativas... Uno de los mecanismos moleculares clave son los telómeros, unas estructuras que hay al final de nuestro material genético. Cuando se acortan demasiado, se producen las enfermedades del envejecimiento.
Luchar contra el envejecimiento es luchar contra el cáncer.
Cuando en modelos animales enlentecemos el envejecimiento –manteniendo los telómeros largos más tiempo–, también retrasamos el cáncer. Lo hemos hecho activando una enzima capaz de mantener los telómeros que se llama telomerasa e incluso sin ninguna modificación genética. En ratones.
En su laboratorio han conseguido alargar la vida de ratones al aumentar sus años de juventud.
El primer experimento lo hicimos con ratones transgénicos. Manteniendo activo el gen de la telomerasa durante la vida adulta, se mantenían los telómeros largos durante más tiempo y los ratones terminaron viviendo un 40% más. Aplicando terapia génica a ratones adultos, también vimos que éramos capaces de retrasar el envejecimiento y el cáncer. Tratados en mediana edad, aumentábamos la longevidad un 24%. Si los tratábamos ya viejos –2 años para un ratón–, conseguíamos alargar la longevidad un 13%. Cuanto más jóvenes los tratábamos para mantener los telómeros largos, mayor era el efecto en la longevidad porque lo que ocurría era que retrasábamos todas las patologías asociadas al envejecimiento, incluido el cáncer. Por eso vivían más, porque estaban sanos durante más tiempo.