En Bitbrain se sienten muy afortunados porque no han dejado de trabajar en ningún momento y su cofundadora y CEO tiene claro que la innovación ha sido clave para que la crisis de la covid no les haya "tumbado". Su empresa desarrolla una tecnología "capaz de cambiar la manera que tenemos de vivir, de relacionarnos y de trabajar". Lo más llamativo de su trabajo es que, con los dispositivos que diseñan y fabrican, pueden echar un vistazo a lo que nos pasa por la cabeza.
¿Puede leerme la mente?
Leemos emociones de rechazo o acercamiento, o si te llama algo la atención. Yo no leo si te quieres comer un chuletón. A día de hoy yo no leo pensamientos, leo sensaciones. Pero esas sensaciones son las que te llevan a hacer cosas.
¿Y algún día llegarán al ‘chuletón’?
Se llegará. No sé cuando, pero se llegará a leer la mente. El ser humano va a seguir avanzando, estamos hechos así, no vamos a parar. Aunque podemos encontrar dificultades muy grandes.
O grandes dilemas éticos, hay cosas que la ciencia puede hacer, pero que ha decidido no hacer.
Los valores que defiende Europa no son los que defiende Estados Unido o China. Europa se está quedando atrás en la carrera de innovación. Se queda atrás porque defiende algo que yo creo que tiene que defender, que es una posición ética y responsable. Pero cuando tú decides ceñirte a unos valores y el resto de países no hacen lo mismo, te sacan la delantera.
¿Cuáles son los dilemas éticos a los que se enfrenta la neurociencia?
Nuestra tecnología está en pañales todavía, pero hemos llegado a plantearnos que puede cambiar la propia naturaleza humana. Trabajamos en una línea de mejora cognitiva a través de nuestros dispositivos, es decir, en entrenar al cerebro de la gente, y estamos consiguiendo que tengan mayor memoria, mayor capacidad de atención y más agilidad mental.
Están creando superhombres.
Los porcentajes que logramos son ciertamente increíbles. Hemos alcanzado un nivel de mejora media de un 25% en solo ocho sesiones.
¿Y cuál es el problema?
Las aplicaciones son muchísimas. Estamos buscando financiación para utilizarla en personas que tienen un deterioro cognitivo leve y que probablemente llegarán a la demencia. Con esta tecnología podríamos, al menos, retrasar ese desenlace. Pero también exploramos otras líneas con gente sana, personas que se cuidan mucho a nivel físico, para darles una herramienta para cuidarse a nivel mental. Las aplicaciones de nuestra tecnología son infinitas. Mientras lo uses para bien y sea accesible no hay ningún problema. Pero hay gente importante, como Elon Musk, que quiere ir más allá e introducir un chip en el cerebro y conectarlo a una inteligencia artificial. Crear un humano híbrido. Las connotaciones éticas de algo así son enormes.
Volviendo al presente y a lo positivo de la neurociencia, ¿puede ayudar a los afectados por la pandemia?
Hay una aplicación directa de nuestra tecnología en los afectados por lo que se ha llamado niebla cognitiva. Incluso en casos leves hay pacientes que se ven seriamente afectados en sus capacidades mentales, y en Bitbrain podemos ayudar a que la gente se recupere y lo haga rápido. Además, no solo hacemos sensores cerebrales sino también otros que miden variables fisiológicas, y hemos llegado a plantearnos crear algún tipo de ‘gadget’ que detecte la covid. Pero eso requeriría mucho tiempo y una gran inversión.