Aragón todavía no ha implantado el programa de cribado de cáncer de cuello uterino o de cérvix, que tiene como fin la detección precoz de esta patología, a pesar de haber anunciado su puesta en marcha para 2018. Tres años después «no hay una fecha concreta» para su estreno, según confirman fuentes del Departamento de Sanidad de la DGA.
En estos momentos, lo único que se hace en la comunidad es un cribado «oportunista» a mujeres de entre 25 y 65 años que, cuando acuden al médico de Atención Primaria, se les oferta la posibilidad de hacerse la prueba. Esto es una citología por parte de la matrona del centro de salud.
Es decir, no existe una captación proactiva de las personas de esa franja de edad mediante cartas de invitación, como sí sucede con el cáncer de mama o de colon, para que participen. En 2018, Sanidad anunció que ya trabajaba en el diseño de los circuitos de derivación de pacientes en cada sector, mientras que la incorporación de las mujeres al cribado se haría «de forma paulatina», aprovechando su relación con el sistema sanitario. Sin embargo, no consta que esta iniciativa se culminara.
El cáncer de cérvix es la tercera neoplasia más frecuente entre las féminas y se trata de una de las células malignas que se puede controlar más eficazmente mediante planes de detección precoz.
En 2019, el Ministerio de Sanidad anunció que el programa de cribado poblacional de cáncer de cérvix se introducía en la cartera de servicios de la red pública junto a la micropigmentación en la reconstrucción de las mamas.
A pesar del impulso nacional, en Aragón no se ha evolucionado con el tema (salvo en el programa piloto de Barbastro) y la llegada de la pandemia del covid todavía ha puesto más difícil aplicar cualquier iniciativa. De hecho, la crisis sanitaria ya obligó a cancelar, durante unos meses, el cribado de colon, que se ha ido retomando poco a poco desde noviembre.
Sobre el papel, la estrategia de cérvix contempla que a las mujeres de entre 25 y 34 años se les realice una citología cada tres años, mientras que en aquellas de 35 a 65 se determinará primero si son portadoras del virus del papiloma humano. Para ello se les hará el test, considerado el principal agente causal del cáncer de cérvix.
Este virus habita en la piel y en las mucosas y se transmite al entrar en contacto con la piel de una persona portadora, especialmente durante las relaciones sexuales. Esta infección es muy frecuente, sobre todo, en personas jóvenes.
Si el test del papiloma da un resultado negativo, la prueba se repetirá cada cinco años. Si da positivo, las pacientes pasarán a ser sometidas a citologías regularmente. En cualquier caso, la forma de prevenir el cáncer de cérvix es la vacunación contra el virus, que está incluida en el calendario de la comunidad y se recomienda para niñas de 11 o 12 años, así como el uso del preservativo durante las relaciones sexuales.