Desde 2013, la Unidad de Nefrología del Hospital San Juan de Dios se aplicó en la realización de ejercicio físico entre los pacientes sometidos a hemodiálisis, en una apuesta orientada a prevenir y/o minimizar la pérdida funcional. Esta semana, el equipo ha ido un paso más allá con el lanzamiento de la nueva aplicación informática de ejercicio físico “Diactívate Tour. Una vuelta al mundo por la enfermedad renal”.
La meta es sensibilizar a la población en general, incentivar a los pacientes y sus familias y, en definitiva, romper una lanza por los efectos beneficiosos del ejercicio físico en la salud, especialmente en circunstancias de padecimientos severos. La ‘app’ evoca el espíritu de Phileas Fogg y Passepartout, con matices; hay apuesta, pero es por la salud, y no se exige una velocidad de crucero para completar el reto en 80 días, ni en 800; cada cual se regula en medida de sus posibilidades físicas y clínicas, bajo la supervisión del personal médico.
La app es gratis y descargable en cualquier móvil. Mercedes García Mena, responsable de la Unidad de Nefrología del Hospital San Juan de Dios, recuerda que “en 2013 implantamos en la unidad de hemodiálisis el programa Diactívate, centrado en el ejercicio para los pacientes sometidos a hemodiálisis; tenemos actualmente una población de pacientes con edades avanzadas y entendimos que mantenerlos activos era clave, también en esa contingencia. Llegó la pandemia y hubo que parar el programa; para su realización son fundamentales los voluntarios del hospital, que vienen para hacer ejercicio con los pacientes".
La responsable de la Unidad cree que el objetivo de la iniciativa es múltiple. “Además de la regulación y fomento del ejercicio para los pacientes, sirve para visibilizar la enfermedad renal y la importancia de la actividad física en el paciente crónico. Hasta ahora habíamos intentado otras cosas, desde cuentapasos a iniciativas reguladas por tiempo de ejercicio, pero la ‘app’ engloba y mejora todo eso. Cuatro estudiantes de Ingeniería Informática de la Universidad de Zaragoza han llevado a la tecnología todas nuestras peticiones y sugerencias de una manera original y eficaz; además, los voluntarios de la asociación ‘De Vueltas al Cuaderno’ han aportado su talento pictórico para recrear las diferentes ciudades del viaje”.
Las barreras tecnológicas generacionales
El equipo de la Unidad de Nefrología es consciente de que no todos los mayores se desempeñan a la perfección con las aplicaciones móviles. “Estamos empezando con esto, pero somos conscientes de este tema. Los voluntarios entrarán en la sala de diálisis para ayudar a la descarga; además, en la aplicación hay una zona reservada al paciente para que podamos hacer el seguimiento y saber cómo llevan sus retos, sean los que sean. A pesar de su veteranía, cada vez son más los que se manejan con la tecnología, bajan sus ‘apps’… por ejemplo, muchos llevan las recetas en la del Salud. También hay que tener en cuenta que los usuarios potenciales de la ‘app’ engloban a sus familiares, al personal del hospital, a nosotras mismas y nuestras familias, y ojalá que a las suyas. Esto es para todos, sanos y enfermos, se trata de prevenir y visibilizar una enfermedad que se conoce menos que otras”.
Marta Luzón es la nefróloga que movió Diactívate hace casi una década. “Personalmente me gusta el deporte, y creo en sus beneficios. El perfil del paciente en diálisis ha ido cambiando; hace 30 años había mayoría de pacientes jóvenes y era raro alguien de más de 70 años, pero esa edad media ha subido mucho. La cantidad de gente joven con insuficiencia renal avanzada es menor; ahora casi todos tienen más de 75 años aquí; las necesidades cambian y es clave reaccionar a tiempo”.
Luzón matiza estas motivaciones. “Hay que tratar con la misma intensidad a alguien que pierde su capacidad funcional que a un hipertenso. Vi que había programas de ejercicio físico en diálisis en Australia, Canadá… probamos aquí y los resultados llegaron enseguida; quiero puntualizar que estos ejercicios no son de rehabilitación ni fisioterapia, eso ya la hacen muy bien los profesionales de esos campos. La app, eso sí, se ha diseñado en colaboración con fisioterapeutas para incidir en beneficios concretos”.
La Unidad de Nefrología del Hospital San Juan de Dios de Zaragoza cuenta con cinco salas de hemodiálisis y 44 puestos; se realizan tres turnos al día, con una media de 130 pacientes en tratamiento. El ejercicio en la sala de hemodiálisis, que quiere recuperarse lo antes posible, es muy llamativo. “Se hacen ejercicios aeróbicos con pedales anclados a unas plataformas que se encajan en las camas en las que dializamos. También probamos con ejercicios de fuerza gracias a tobilleras de un kilo y bandas elásticas; ahora queremos ir metiendo en las rutinas unas pelotas para favorecer la fuerza en las piernas. Los pacientes pueden llevar fístula, lo que dificulta ejercitar los brazos en las sesiones, pero los que llevan catéteres también prueban con trabajo de brazo usando mancuernas y cintas”.