Tres millones de personas en España padecen osteoporosis. Es una de las enfermedades asociadas a la vejez, por lo que los datos demográficos de nuestro país, que apuntan al envejecimiento poblacional, la convierten en un problema de gran magnitud e importancia para la salud pública, sobre todo del futuro.
La osteoporosis es un trastorno generalizado del esqueleto que provoca una alteración de la resistencia de los huesos. Este debilitamiento óseo predispone a las personas de más edad a tener un mayor riesgo de fracturas, especialmente de la cadera, la columna y las muñecas.
Y aunque está muy generalizada la idea de que sólo afecta a las mujeres, como consecuencia de la menopausia, lo cierto es que los hombres también la padecen.
De hecho, los expertos calculan que en los países desarrollados un 50% de las mujeres y un 20% de los hombres mayores de 50 años sufrirán en su vida alguna fractura por fragilidad ósea.
La consecuencia más habitual entre los pacientes que sufren osteoporosis son las fracturas de vertebras. Pero es la fractura de cadera la complicación es más grave porque siempre requiere cirugía y su mortalidad en fase aguda es del 8%.
En nuestro país, la incidencia de este tipo de fractura se sitúa en siete casos por cada 1.000 habitantes mayores de 65 años.
Y aunque como hemos visto los varones están menos expuestos a la osteoporosis, cuando la padecen lo hacen generalmente de forma más grave.
Por ello, en los hombres es esencial identificar la posible causa de la enfermedad, que puede deberse a factores como la enfermedad hepática, un exceso de calcio en la orina (hipercalciuria) o hipogonadismo.
Factores de riesgo de la osteoporosis
Los principales en osteoporosis son la edad, la falta de estrógenos, algunas enfermedades y sus tratamientos.
El estudio de factores genéticos es esencial para obtener un mayor conocimiento sobre la osteoporosis, ya que la masa ósea de una persona está determinada en un 90% por cuestiones genéticas.
Tal y como ocurre con las enfermedades cardiovasculares, la osteoporosis es una enfermedad silenciosa. Sólo da la cara cuando ya se ha complicado la salud del paciente.
Se sabe que la relación entre ambas patologías es bidireccional, ya que la calcificación de los huesos puede contribuir también a la calcificación de los vasos sanguíneos, y la presencia de factores de riesgo vascular incrementan la probabilidad de padecer una osteoporosis.