El sistema de diagnóstico precoz PCR, siglas en inglés de 'Reacción en Cadena de la Polimerasa', es la prueba que tanto en España como en el resto del mundo se realiza a los posibles enfermos de coronavirus con más asiduidad. El objetivo es tomar una muestra del tracto respiratorio superior para detectar un fragmento del material genético de un patógeno. En el caso del SARS-CoV-2, se trata de una molécula ARN -de ácido ribonucleico-. Una vez tomada la muestra, esta se analiza en un laboratorio de microbiología para diagnosticar si el caso es positivo o negativo.
La prueba PCR más utilizada hasta ahora viene siendo la nasofaríngea, cuyo proceso consiste en la introducción de una varita por la nariz o por la boca de la persona sospechosa de sufrir la infección para tomar la muestra respiratoria. Ahora, ha surgido en el mundo -en algunos países ya es habitual su práctica- la PCR de saliva, mucho más cómoda que su prima hermana. En España, su comercialización comenzará a ser 'online' a principios de noviembre. ¿Cuáles son sus similitudes y diferencias?
En primer lugar, es preciso decir que ambas cuentan con el respaldo de los estudios científicos. Tanto la PCR nasofaríngea como de saliva ofrecen una especificidad de entre un 89 y un 100% y una sensibilidad de entre un 97 y un 100%. Además, los dos casos ofrecen una alta precocidad de detección: como norma general, las personas conocen sus resultados pasadas las 24 o 48 horas tras la realización de la prueba. Y aquí comienzan las diferencias... En elevadas ocasiones, la saturación de hospitales y centros sanitarios que realizan las pruebas se encuentran en un estado de colapso. Esta situación deriva en que la realización de la prueba PCR nasofaríngea tarde más en hacerse de lo previsto o los resultados se conocen más tarde de lo normal.
Un problema que la PCR de saliva viene para subsanar, ya que está destinado a la toma de la muestra de manera individual y para que las personas la autopractiquen en casa. A continuación, dicha muestra será recogida y analizada por el laboratorio dispensador del test. El proceso de este tipo de PCR es mucho menos molesto que el anterior. Los ciudadanos que apuesten por esta alternativa tan solo deberán rellenar un tubo con su saliva hasta la raya indicadora. Hay que tener en cuenta, según el marco de instrucciones, que es necesario no beber, comer, fumar o mascar chicle media hora antes del proceso, puesto que puede alterar los resultados.
Ambas pruebas PCR están destinadas a toda la población, aunque la de saliva es especialmente adecuada para los niños y ancianos, colectivos a los que puede resultarle más desagradable el proceso de introducción del hisopo por la nariz o por la garganta. En este sentido, la PCR de saliva no requiere la intervención de personal sanitario, un dato que podría contribuir a reducir la exposición al virus de los sanitarios. Otra ventaja de las PCR de saliva es su duración, ya que se puede mantener durante tres semanas a una temperatura que no baje de los 15 grados y no supere los 35º. Mientras, las PCR nasofaríngeas, si no están refrigeradas, deben llegar a laboratorio en un plazo máximo de 24 horas para evitar su degradación y la alteración de resultados.