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La semana que viene está previsto que se empiece a administrar la vacuna contra el coronavirus los 3,3 millones de niños de 5 a 11 años que hay en España. La estrategia de vacunación cuenta con todos los parabienes de la OMS y de los pediatras, si bien el suero que se inyecte a los pequeños no tendrá las mismas características que el de los adultos. ¿Cuáles son las principales diferencias entre estas vacunas?
En primer lugar, los niños recibirán un tercio de la dosis que se les da a los adultos. Así, su pinchazo no requerirá ni siquiera disolución de la fórmula, porque el remedio administrado será muy bajo. Este suero se inyectará a cada niño en una dosis de 10 microgramos, un tercio de la cantidad que reciben adolescentes y adultos, si bien la marca farmacéutica elegida para procurar su inmunización es Pfizer, la misma que la de la mayoría de los adultos vacunados, que también pudieron tener acceso a Moderna o Astrazeneca.
La segunda gran diferencia es que los dos pinchazos de los niños no estarán separados por 21 días, sino por ocho semanas (unos dos meses), de acuerdo a lo que ha pactado la Comisión a propuesta de los expertos de la Ponencia de Vacunas. Los expertos estiman que estos plazos contribuyen a incrementar la respuesta inmune y a tener vacunados a todos los menores entre 5 y 11 años en poco tiempo con al menos una dosis.
El Ministerio de Sanidad ha hecho alguna otra indicación (la estrategia aconseja iniciar con los niños con inmunodepresión y otras vulnerabilidades para después priorizar en función de su edad), pero también ha dejado la puerta abierta a las autonomías para que gestionen este proceso en función de sus posibilidades. Respecto a los protocolos generales sí hay un capítulo que comparte niños y adultos y es el hecho de que el menor que haya superado la enfermedad solo recibirán una sola dosis inicial y no hará falta poner la segunda de recuerdo.
¿Y qué sucede con los efectos secundarios? Francisco Álvarez, coordinador del comité asesor de vacunación de la Asociación Española de Pediatría (AEP), no descarta que tras los primeros pinchazos se produzca un aumento de llamadas de padres inquietos por alguna consecuencia de la vacuna. "Los efectos secundarios son los mismos que se producen en adultos e incluso un poco menos, al ser un tercio de la dosis. Son efectos que ya conocemos, fiebre, escalofrío, dolor de cabeza, dolor muscular, cansancio..", resume el doctor, que recuerda que en Estados Unidos ya se han administrado 3 millones de vacunas pediátricas y los efectos secundarios reportados no son distintos a estos. "Podemos estar muy tranquilos", apunta. "Si el niño tiene unas décimas o le duele un poco la cabeza tomará un analgésico, paracetamol o ibuprofeno", apostilla el médico, que pide a los padres que -en tal caso- no se agobien y, sobre todo, no recurran a Google sino a su pediatra.