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El actual brote de hepatitis infantil es un hecho patente en el hemisferio norte del planeta, a nivel mundial. La identificación de sus causas está empezando a ser un quebradero de cabeza para la comunidad científica, similar al de la búsqueda de la vacuna definitiva para la prevención del covid. Los adenovirus son virus que infectan normalmente los revestimientos de las vías respiratorias, ojos, intestinos, vías urinarias, sistema nervioso… provocan infecciones que derivan en fiebre o patologías como resfriado común, conjuntivitis, crup, pulmonía, bronquitis o episodios diarreicos. Normalmente no se trata de infecciones severas, pero puede llegar a ser así puntualmente en bebés y personas con inmunodeficiencia.
El adenovirus F41 y los síntomas de la hepatitis infantil
El adenovirus F41 (se han identificado 103 hasta la fecha) es el principal sospechoso de este brote de hepatitis infantil, pero la transmisión puede ser por vías muy diferentes, desde la aérea, el contacto directo o el agua. "Por el momento todas las hipótesis permanecen abiertas", según ha afirmado Aikaterini Mougkou, investigadora del Centro Europeo para el Control de Enfermedades (ECDC), en el congreso de la Sociedad Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades Infecciosas (ECCMID), que se está celebrando estos días en Lisboa (Portugal). Este subtipo de adenovirus es, por ahora, el que se postula como uno de los posibles causantes.
El cuadro clínico en los casos identificados es el de una hepatitis aguda grave con transaminasas muy elevadas. Las transaminasas son unas enzimas que se producen en las células de distintas partes del cuerpo, sobre todo en el hígado. Entre los síntomas que se han detallado aparecen los problemas gastrointestinales, como dolor abdominal, diarrea y vómitos en las semanas anteriores; la ictericia (coloración amarillenta de la piel y muy especialmente del blanco de los ojos); la ausencia en general de fiebre. Los casos pueden darse en niños a partir de los dos años y hasta 16 años de edad. En algunas ocasiones puede aparecer orina oscura, heces de coloración clara o picor en la piel.
Posibilidad de algún cofactor que desencadene la hepatitis infantil
El número 41 de esta agresiva familia se encuentra de manera esporádica en los episodios de gastroenteritis infantiles, que llevan aparejadas la fiebre, los vómitos y la descomposición fecal. La Agencia de Seguridad Sanitaria de Reino Unido (UKHSA) estudia la posibilidad de un "cofactor" que haya podido desencadenar esta patología.
Las hipótesis al respecto varían mucho. La pandemia de la covid-19 ha generado una mayor susceptibilidad en el área inmunológica, y hay un 11,2% de casos en ese grupo estudiado que presentaban a su vez infección por adenovirus y por SARS-CoV-2. También pueden mediar factores medioambientales o interacción perniciosa con fármacos de uso común. Además, otro factor entra en juego a la hora de señalar al adenovirus como corresponsable de estos trastornos hepáticos en pediatría: son muy contagiosos, y es frecuente que infecten en lugares como guarderías, colegios, hospitales o centros de diversión infantil.
No obstante, diferentes organizaciones pediátricas han llamado este miércoles 27 de abril a la "cautela y serenidad" ante la alarma sanitaria generada por la hepatitis infantil aguda de origen desconocido porque, a día de hoy, no existe "una hipótesis totalmente fiable que haga pensar en un crecimiento importante" de nuevos casos.
Fuente: Heraldo de Aragón