Filtros al alcance de la mano para cambiar una imagen de nosotros mismos que no nos satisface. 'Selfies' de cualquier viaje o fiesta para subir a redes con el postureo previo obligado y 'reels' hasta del 'outlook' que acabas de recibir en casa vía mensajero. Todo lo que se consume en internet pasa por anuncios e imágenes relacionadas con la imagen y el físico.
Es la búsqueda de esa belleza perfecta la que conlleva a que la dismorfofobia haya "aumentado de manera considerable entre los jóvenes". Tal y como explica la psicóloga Marta Sánchez Miranda "el conocido como trastorno dismórfico corporal se ve potencialmente alterado por un mal uso de las redes sociales, muy dañinas en este caso en la adolescencia, una época ya de por sí complicada por los cambios hormonales y las diferentes percepciones respecto al físico", añade la especialista.
Teniendo como elemento característico la distorsión de la imagen corporal, "quienes padecen este trastorno piensan, sienten e imaginan que tienen un defecto físico". "En el caso de que sí lo tengan, llegan a incluso a magnificarlo hasta en las ocasiones en que este es prácticamente invisible para el resto de la sociedad", apunta la psicóloga, quien añade que existen "más casos en mujeres que en hombres".
Síntomas, causas y tratamiento del trastorno dismórfico corporal
Esta patología se incluye dentro de los trastornos somatomorfos y la etapa más común en la que aparece es la adolescencia, porque es cuando empiezan las preocupaciones con el aspecto físico y "cuando comienzan las comparaciones entre unos y otros".
Como consecuencia, quienes padecen dismorfofobia intentan evitar cualquier tipo de contacto social y, si lo hacen "eluden enseñar algunas partes de su cuerpo con el fin de ocultarlas al máximo posible, incluso utilizando maquillaje de manera exagerada", apunta la especialista.
Un trastorno que puede verse acusado, "además de por las redes sociales" -insiste las psicóloga- por otros factores socioculturales, la personalidad individual del paciente y el ámbito familiar.
En cuanto al tratamiento, "si atendemos a los primeros síntomas, sin que llegue a considerarse como trastorno, sería suficiente la psicoterapia", comenta Marta Sánchez. "Cuando la situación se agrava ya es necesario derivar al paciente a psiquiatría. En algunos casos incluso se podría optar por el ingreso hospitalario", concluye la especialista.
Fuente: Heraldo de Aragón