La reciente publicación científica del equipo de investigadores de la Universidad de Oviedo dirigidos por el aragonés Carlos López Otín ha dado eco mediático a un hecho ya conocido por la comunidad científica: que en algunos tipos de medusa sus células tienen la capacidad de rejuvenecer.
En este selecto grupo de inmortales se encuentra la 'Turritopsis dohrnii', una diminuta medusa (un ejemplar adulto no suele superar los 4 milímetros de tamaño) que habita en aguas del Mediterráneo italiano y en el mar de Japón. Comparten este privilegio de la naturaleza la medusa 'Laodicea undulata' y 'Aurelia sp.1'.
El siguiente gráfico muestra cómo en el ciclo vital de las medusas, algunas especies pueden pasar por fases reproductivas diferentes. De tal manera que cuando forman colonias de pólipos y viven agarrados al lecho marino, se reproducen de forma asexual. Es decir, que de sus ramificaciones se desprenden individuos solitarios que crecerán hasta convertirse en medusas adultas. Cuando llegan a esta fase, ya pueden reproducirse de forma sexual para lo que se necesitará un macho y una hembra:
Las medusas 'inmortales' tienen el mismo ciclo vital con la diferencia de que, en vez de envejecer y morir, como cualquier otra especie, estas tienen la capacidad de convertirse de nuevo en pólipos.
Ciclo vital de la medusa 'inmortal'
Al margen de haber descifrado el genoma de la medusa, una de las cuestiones que ha desvelado la investigación publicada esta semana es la desdiferenciación de las células. Se trata de un proceso por el que las células del animal se reprograman, permitiéndoles pasar de ser células especializadas a una células madre y tener así la capacidad para convertirse en cualquier otra del organismo.
Así, se han podido identificar varios genes duplicados en el genoma de las medusas que según los científicos que han llevado a cabo la investigación, podrán ser candidatos para seguir desarrollando, a largo plazo, estudios científicos y clínicos relacionados con enfermedades como el cáncer, las neurodegenerativas o las cardiovasculares.
Fuente: Heraldo de Aragón