La lucha contra el cambio climático, la investigación contra enfermedades como el cáncer o el apoyo a la biodiversidad son asuntos que nos preocupan como sociedad y a los que ningún ámbito social es ajeno. Tampoco lo es el sector vitivinícola. Desde hace años, diversas bodegas aragonesas llevan a cabo iniciativas de colaboración con organizaciones de variados ámbitos para apoyarles en sus proyectos.
Bodegas como El Grillo y la Luna, Tempore, Bodegas Aragonesas, Bodegas Pirineos o Edra aportan, a través de lo que mejor saben hacer, vino de calidad y también de su compromiso, trabajo y experiencia en diversas causas elegidas por diferentes motivos. Y, en muchos casos, por su vinculación con la idiosincrasia de cada bodega.
Así, cada vez que un consumidor adquiere estos vinos, no solo se estará llevando un buen producto, sino que estará contribuyendo al desarrollo de una buena causa. Y así, indudablemente, el vino sabe aún mejor.
La reciente pandemia de la Covid-19 supuso un auge de la solidaridad y el apoyo y reconocimiento de todos al sector sanitario por su labor, algo que hicieron desde El Grillo y la Luna; o desde Bodegas Aragonesas, con su ‘Resistiré’, un vino que tiene el nombre de uno de los mensajes que más caló durante esos duros momentos. No obstante, el apoyo del sector del vino a este tipo de causas es algo que ya se prolonga en el tiempo, con iniciativas como el sostén al Quebrantahuesos por parte de Bodegas Edra, que lleva casi un lustro y tiene voluntad de continuar en el tiempo; o el Club Diviñas, que hace ya seis años ponía en marcha Eugenia Blanco.
«Este dinero lo vamos a utilizar para financiar proyectos que tenemos en marcha. Son iniciativas que tienen interés. Es decir, que tienen capacidad de aportar conocimiento y que no han tenido financiación externa, por lo que necesitan financiación adicional», explicaba Ángel Lanas, director científico del Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón, que recibió el apoyo de Bodegas Aragonesas.
Con el paso del tiempo son cada vez más las bodegas que desarrollan este tipo de iniciativas solidarias. Así, a las más longevas se ha añadido recientemente Tempore, con su Iconic, que materializaba la voluntad de sus responsables de llevar a cabo una iniciativa solidaria, en este caso de apoyo a la investigación contra el cáncer. También Bodegas Pirineos, que ha optado por apoyar un proyecto de investigación del Instituto Pirenaico de Ecología, perteneciente al Centro Superior de Investigaciones Científicas, acerca de los refugios climáticos en el Pirineo.
El sector vitivinícola afronta una vendimia para este año 2023 con una cierta incertidumbre dadas las circunstancias climáticas de los meses anteriores. Desde las Denominaciones de Origen protegidas prevén recoger en torno a 114 millones de kilos de uva frente a los 130 millones de kilos que se recogieron en la campaña del año pasado. Sin embargo, esto no será un obstáculo para que el sector siga manteniendo su voluntad de ayudar a diversas causas solidarias o de apoyar líneas de investigación que, además, pueden redundar en mejoras para sus producción. El sector seguirá manteniendo su voluntad de ayudar a diversas causas solidarias o de apoyar líneas de investigación que, además, pueden redundar en mejoras para sus producción
La reciente pandemia de la Covid-19 desató una ola de cooperación, solidaridad y ayuda a la que ningún sector de la sociedad fue ajeno. Tampoco lo fue el primario, que siguió garantizando que en los lineales de los supermercados no faltaran alimentos esenciales. Y tampoco permanecieron ajenos otros agentes de este campo que, sin ser probablemente tan esenciales, también hicieron sus aportaciones. Es el caso del sector del vino. Fueron muchas las bodegas aragonesas que colaboraron, de una forma u otra, para tratar de paliar los efectos de la pandemia.
Ejemplo de ello fue Bodegas Aragonesas, que realizó una donación de 10.000 euros procedentes de las ventas de su emblemático vino ‘Resistiré’ al Instituto de Investigación Sanitaria de Aragón.
«Este vino no es solo un homenaje a todas aquellas personas que ayudaron cada día a luchar contra la Covid-19, sino un ejemplo del compromiso que la bodega mantiene con el desarrollo social», apuntaban desde Bodegas Aragonesas. «Desde su creación, tiene un gran interés por la sociedad y hemos colaborado con muchas causas. Vendrán más, ya que la bodega va a seguir con el mismo espíritu de colaboración», recalcaba Enrique Chueca, su gerente.
‘Resistiré’ es un vino joven, de la añada de 2019, elaborado con garnacha y syrah. Es de alta intensidad aromática con matices frutales y florales.
Por otra parte, hasta cerca de 4.000 botellas ascendía la donación que la bodega El Grillo y la Luna hacía a los centros sanitarios del sector de Huesca y Barbastro. Un total de 36 hospitales y centros de salud de la provincia pudieron disfrutar de los vinos de la gama 12 Lunas, que elabora esta bodega del Somontano. Con ello quisieron reconocer «la gran labor» que hizo el personal sanitario.
«Gracias por estar siempre cerca, por no bajar la guardia y por luchar día tras día, por todos y cada uno de nosotros», con esta frase, inscrita en un simbólico vale, quería la familia Calvo y todo el equipo de El Grillo y la Luna «agradecer al colectivo sanitario de toda España, en general, y de Huesca, en particular, el esfuerzo de todos esos días». Estuvieron «en primera línea» y se enfrentaron «con escasez de medios a una «crisis sin precedentes». «Nuestra sociedad estará siempre en deuda con los sanitarios y esta donación es una pequeña muestra de nuestro reconocimiento hacia ellos. Un colectivo al que respetamos enormemente y al que seguimos apoyando cada día», aseguran.
«Cuando estalló la guerra en Ucrania, teníamos pendiente un envío de unas cajas de vino a ese país, que no pudieron llegar, así que las comercializamos aquí y donamos el dinero a Cruz Roja en Ucrania». Esa fue la primera acción solidaria que llevó a cabo Bodegas Tempore, aunque, como recuerda Paula Yago, CEO de estas instalaciones, ubicadas en Lécera, «ya llevábamos un tiempo queriendo hacer un proyecto solidario».
La «muy buena acogida» de esa iniciativa llevó a Tempore, tras un trabajo «muy duro», a lanzar al mercado un vino rosado, Iconic, cuyos beneficios, estimados en alrededor de 3.000 euros, irán destinados a la Asociación Española de Cáncer de Mama Metastásico. Los beneficios de Iconic irán destinados a la Asociación Española de Cáncer de Mama Metastásico
«En nuestra bodega casi el 90% de la plantilla son mujeres. Por ello, quisimos que nuestro proyecto tuviera un componente femenino y, si ya de por sí el cáncer de mama es una enfermedad muy dura, el metastásico aún lo es más», apunta Paula Yago, quien señala que desde su bodega tratarán de mantener este tipo de iniciativas «probablemente apoyando causas diferentes porque hay mucho por hacer», afirma.
Iconic, del que se lanzaron 1.680 botellas de las que quedan por vender unas 200 en la propia bodega, es un vino rosado de garnacha, ecológico, sostenible y solidario. Su botella está concebida para poder tener otros usos tras consumir el vino.
Pero la salud no es el único ámbito en el que el sector vitivinícola ha puesto sus miras para arrimar el hombro. El cambio climático, que además es un problema que afecta directamente a las producciones, es otra de las áreas que ha recibido el apoyo de los productores de vino.
Es el caso de Bodegas Pirineos, que hace unas semanas presentaba un acuerdo de colaboración por el que la bodega del Somontano donará parte de los beneficios obtenidos por las ventas de sus monovarietales al Centro Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) para contribuir al desarrollo de una investigación destinada a la identificación de refugios climáticos en el Pirineo.
Estos refugios climáticos son lugares donde habitan especies de plantas que tienen mayor probabilidad de sobrevivir durante situaciones de cambio climático como la actual. El objetivo principal del proyecto que desarrolla el CSIC, a través de su Instituto Pirenaico de Ecología (IPE), tiene como objetivo conocer qué variedades topográficas o biológicas contribuyen a la creación de estos refugios. «Con esta acción podemos devolver a las montañas una parte de nuestro trabajo para su preservación y para la mitigación del cambio climático»
«Se trata de una alianza a largo plazo que refleja el compromiso de la bodega con la preservación de un territorio que le da nombre y en el que lleva 30 años desarrollando su actividad», apuntó Silvia Arruego, directora gerente de Bodega Pirineos, quien expresó su gran satisfacción «por poder devolver a las montañas una parte de nuestro trabajo para su preservación y para la mitigación del cambio climático».
Desde hace aproximadamente un lustro, Bodegas Edra, ubicada en la localidad oscense de Ayerbe, elabora el Edra Quebrantahuesos. Se trata de un vino de variedad garnacha, cultivado en ecológico. Parte de los beneficios de las ventas de sus aproximadamente 1.500 botellas se destinan a la Fundación Quebrantahuesos. «Hace ya tiempo que la fundación lleva a cabo iniciativas de colaboración con empresas comprometidas con el territorio y con la conservación de la biodiversidad y de las especies y Edra encaja perfectamente en ese perfil, ya que son una bodega pequeña que cultiva en ecológico», explica José Antonio Gil, secretario de la Fundación para la Conservación del Quebrantahuesos.
Si bien la aportación económica de Edra contribuye a la gestión de un comedero para estas aves ubicado en Aínsa, Gil da aún más relevancia a un aspecto algo más intangible: «Esta iniciativa, que ha tenido muy buena acogida desde el principio, nos da mucha visibilidad y permite concienciar a más gente sobre la importancia de conservar el territorio y su biodiversidad».
Ambas partes tienen voluntad de continuar con este proyecto en los próximos años.
Alrededor de 600 mujeres pertenecen al Club Diviñas,una iniciativa que puso en marcha Eugenia Blanco, responsable de Enoturismo de Bodegas Idrias, allá por 2017, cuando se celebró en Zaragoza el primer encuentro de Mujeres Diviñas. Una cita, con carácter solidario, en la que los beneficios fueron destinados a la lucha contra el cáncer, y que reunió a cerca de 110 mujeres interesadas por el vino y por profundizar en conocimientos. Ese acto fue el pistoletazo de salida de una iniciativa que se instauró para ser celebrada cada año.
Así, en 2018, fueron 180 las asistentes y en, 2019, la tercera edición de este encuentro reunió a 200 mujeres en torno a una solidaria copa de vino. Ni siquiera la pandemia, en 2020, interrumpió la celebración de este encuentro, que supo adaptarse a las circunstancias y pudieron brindar a través de las pantallas. En 2021 y 2022, recuperaron la normalidad. Así, durante el VI Encuentro Mujeres Diviñas: #historiasdiviñasentornoalvino se cataron cuatro vinos y tres tapas y un dulce muy especial.
Ese año, las tres mujeres destacadas del mundo del vino que transmitieron sus experiencias en el sector fueron: Beatriz Martínez, directora de comunicación y copropietaria de Bodegas Alodia, perteneciente a la Denominación de Origen Protegida Somontano, en Adahuesca; Pilar Salillas, directora general y enóloga de Bodegas Lagravera, perteneciente a la Denominación de Origen Protegida Costers de Segre, en Alfarrás; y Esther Ibáñez, periodista especializada en vino, gastronomía, viajes y colaboradora habitual en medios locales y nacionales, como ‘Condé Nast Traveler’.
Eugenia Blanco ya prepara la celebración del séptimo Encuentro de Mujeres Diviñas, el de 2023. La recaudación obtenida a lo largo de estos años es de más de 4.500 euros.
Junto a este evento anual, el Club Diviñas quiere, además de difundir la cultura del vino y su aprecio entre las mujeres, ser una ventana abierta donde asomarse para conocer la labor de la mujer en el mundo del vino. Un mundo al que, a juicio de Eugenia Blanco, se ha incorporado mucho más rápido como consumidora que como productoras o elaboradoras, aunque es cierto que cada vez «hay más mujeres en el sector que desarrollan trabajos como bodegueras, sumilleres, empresarias o enólogas».
Para ello, llevan a cabo, de manera periódica, diversas actividades como charlas, visitas a bodegas, catas o encuentros con mujeres vinculadas al mundo del vino.
Ser mujer, apasionada e interesada por el mundo del vino y tener más de 18 años, son los únicos requisitos para pertenecer al Club Diviñas, el único club femenino de amantes del vino que existe en Aragón.
Fuente y Fotografía: Heraldo de Aragón