El convenio de la Cátedra de Sanidad Militar, cuyo director es el profesor de la Universidad de Zaragoza e investigador del IIS Aragón, Antonio Güemes, se firmó en mayo del año pasado. Se establece una «sinergia» entre la Universidad de Zaragoza y el Ministerio de Defensa.
En mayo de 2022 se firmó el convenio entre el Ministerio de Defensa y la Universidad de Zaragoza para la creación de la Cátedra de Sanidad Militar ‘Comandante Médico Fidel Pagés Miravé’. Se quiso así honrar la figura de un médico militar, nacido en Huesca, que hoy es reconocido como el padre de la anestesia epidural. El objetivo con el que se puso en marcha era el de fomentar actividades docentes, académicas y de investigación, así como de divulgación de la Sanidad Militar en el entorno civil.
Uno de los principales retos con el que se creó fue impulsar una colaboración entre sanitarios militares y civiles, intercambiar protocolos, modos de actuación, medios y experiencias de tal modo que ambas instituciones se beneficien y recuperar y potenciar la figura de Fidel Pagés para comprender la magnitud de sus logros científicos y su repercusión en la Medicina actual. La sede de la cátedra se ubica en el Hospital General de la Defensa de Zaragoza, hay un órgano de dirección, con representantes de ambas instituciones, y su director es Antonio Güemes, catedrático de Cirugía de la Facultad de Medicina y cirujano del Hospital Clínico. Es, además, el investigador principal del grupo de investigación quirúrgica, clínica y experimental del Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón).
La cátedra permite poner en común la experiencia y conocimientos de este grupo de investigación del IIS Aragón y de diversas unidades sanitarias de la Comunidad y en todo el país, entre ellas la Unidad Médica Aérea de Apoyo al Despliegue (Umaad-Zaragoza) del Ejército del Aire, en la Base Aérea. Una colaboración para avanzar en la atención al paciente politraumatizado y el control de hemorragias, conocimientos sobre los que los sanitarios militares tienen mucho que enseñar. El doctor Güemes recordó que el Hospital General de la Defensa está atendiendo a soldados heridos en la guerra en Ucrania: «Son patologías que no estamos acostumbrados a tratar en el mundo civil».
Es una cátedra institucional y, entre ambas instituciones, se establece una «sinergia» de objetivos comunes. La Universidad aporta «planes de investigación, divulgación de conocimientos o incluso solicitud de patentes. Tenemos que trabajar en conjunto, la sociedad civil no puede vivir de espaldas a la Sanidad Militar». Y puso como ejemplo lo ocurrido en el atentado del maratón de Boston, donde hubo una rápida respuesta médica que siguió las directrices y protocolos de la Sanidad Militar, logrando que muchas de las víctimas fueran atendidas de forma correcta ‘in situ’ o trasladadas rápidamente. Una actividad de la cátedra son los cursos dirigidos a estudiantes de Medicina de la Universidad de Zaragoza, que «se forman en situaciones extremas», más allá del hospital, «a oscuras, con temperaturas bajo cero, con sueño, con miedo, con ruido…». Por eso, tal y como señaló el director de la cátedra, «la Umaad ofrece sus instalaciones y la formación de su personal para poder hacer este entrenamiento».
El grupo de investigación quirúrgica, clínica y experimental del IIS Aragón trabaja en varios proyectos en colaboración con la cátedra, como un prototipo de torniquete, que impulsa el cirujano Carlos Yáñez, en colaboración con equipos de Noruega y Suecia. Se están diseñando ya estudios de campo en la propia Umaad.
La Umaad cumple 20 años
El teniente coronel médico Carlos Rodrigo Arrastio, jefe de la Umaad de Zaragoza, recuerda que esta unidad cumple dos décadas y, durante este tiempo, ha participado en grandes despliegues en zonas en conflicto. Compuesta por 25 personas, entre ellas dos médicos y tres enfermeros, su misión es prestar la atención sanitaria (preventiva, especializada y quirúrgica) que requieran aquellas fuerzas militares desplegadas en misiones. Y habitualmente en lugares con una deficiente infraestructura sanitaria o con cobertura médica saturada por circunstancias excepcionales. Disponen de instalaciones que permiten realizar intervenciones quirúrgicas de cirugía de control de daños y atender heridos que han sido contaminados por agentes químicos, nucleares o biológicos, y todo ello en instalaciones aerotransportables.
Para hacer frente a estas condiciones extremas, desarrollan entrenamientos para saber cómo actuar en situaciones adversas, con el tiempo corriendo en su contra. El año pasado recibieron la Cruz al Mérito Policial con el distintivo rojo. «Solo Madrid, Barcelona y Zaragoza tienen unidades sanitarias homologadas y tienen los protocolos para poder entrar con las Fuerzas y Cuerpos de Seguridad del Estado hasta la ‘zona caliente’ y poder atender a los heridos», recordaron.
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Fuente: Heraldo.es Autoría: E. PÉREZ BERIAIN