Han detectado los primeros casos de hurones de compañía con anticuerpos contra el SARS-CoV-2. ¿Les contagió su amo?
Es lo más probable. Aunque no tenemos información de si sus propietarios han pasado la infección, sabemos que esos hurones que no salen de casa tuvieron contacto con el virus.
¿Y qué pasa con los perros y los gatos?
Los animales más susceptibles a la infección son los felinos: tanto domésticos –en Zaragoza hemos detectado anticuerpos en gatos callejeros– como grandes felinos –en el zoo de Brooklyn se han registrado casos en tigres y panteras–; y los mustélidos: visones, hurones... Pero también queremos empezar a investigar qué ocurre en perros de compañía.
Nuestras mascotas acaban siendo tan convivientes nuestros como nuestra familia. ¿Eso puede ponerlos en peligro si nos contagiamos?
Con nuestros animales de compañía jugamos e interaccionamos, estamos en contacto estrecho. Si nos infectamos, ellos están expuestos al virus, por eso, mientras estamos de cuarentena, se aconseja minimizar el contacto con las mascotas o que nos las cuide alguien. Suelen ser asintomáticos o mostrar leves signos respiratorios.
¿Y al revés? ¿Pueden ellos contagiarnos?
Aunque el origen de esta pandemia es una transmisión de animal a persona, a día de hoy sabemos que lo más probable –en ciencia no hay nada blanco ni negro– es que somos nosotros quienes podemos contagiar de covid a nuestras mascotas, no al revés.
¿También ha alcanzado la covid a la fauna salvaje?
En EE. UU. se ha registrado un caso en visón americano salvaje. Que circulara entre otras especies, algo que en condiciones naturales no está demostrado que ocurra, aumentaría el riesgo de ver surgir nuevas variantes veterinarias.
En esta pandemia está quedando demostrado que los veterinarios tienen mucho que decir hablando de salud humana.
Estas situaciones epidémicas deberían afrontarse con una enfoque ‘One Health’, una sola salud. Hemos echado de menos la presencia de veterinarios con perfil de epidemiología en los comités de asesoramiento. Junto a investigadores de áreas como la biosanitaria o la biomedicina, se crea una inercia muy positiva porque cada cual aporta su granito de arena.
¿Nos ha costado darnos cuenta de que no hay salud humana sin salud animal y salud medioambiental?
‘Hygia pecoris, salus populi’, dice el lema de la profesión veterinaria, que significa que la salud del rebaño es nuestra salud, así que mira si lo tenemos interiorizado. Trabajar en nichos reducidos hace que se pierda visión.
El planeta se defiende de nosotros, dicen algunos.
El cambio climático indirectamente está influyendo, se pierde biodiversidad y ecosistemas y cada vez hay más personas, por lo que la posibilidad de interacción con la fauna salvaje aumenta. Ya hay investigadores cazavirus, que van a las selvas en busca de potenciales amenazas.
Las fiestas de Veterinaria eran famosas. ¿Cómo ha cambiado el ambiente en la facultad?
La vida universitaria está un poco apagada porque no tenemos ni cafetería, pero, sobre todo en las prácticas, hemos optado por la presencialidad. Es necesario el contacto de los estudiantes con el animal y el microscopio. Un vídeo de una disección no sustituye a que la haga el propio alumno.
¿Qué ha trastocado la pandemia en su día a día?
Sobre todo ha reducido las interacciones sociales. Me gusta ir al cine y he ido una sola vez, hace dos meses; me pareció muy triste estar cuatro personas en la sala.
¿Ha visto la película ‘Las niñas’?
No, pero quiero verla.
¿Qué recuerda de los noventa?
Era un tiempo sin móviles en el que quedabas en un sitio a una hora o te llamaban a la puerta de casa y bajabas.