La variante ómicron del SARS-CoV-2 ha levantado la alarma social en los últimos días por las reacciones que ha provocado en varios países europeos y también en Estados Unidos, donde se plantean nuevos cierres de fronteras para controlarla. Se ha hablado de un riesgo potencial superior al de las variantes alfa o delta, que ya motivaron una gran preocupación hace unos meses ante la duda de la efectividad de las vacunas existentes ante esas nuevas cepas del virus. Angelique Coetzee, presidenta de la Asociación Médica de Sudáfrica, fue la primera en alertar de la aparición de la ómicron (variante B.1.1.529) a las autoridades de su país, el pasado 18 de noviembre. La situación epidemiológica en Sudáfrica se ha caracterizado por tres picos distintos en los casos notificados, el último de los cuales fue predominantemente la variante Delta. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS), las infecciones han aumentado considerablemente en las últimas semanas coincidiendo con la detección de esta variante. La primera infección confirmada fue de una muestra recolectada el 9 de noviembre de 2021.
La variante B.1.1.529 es similar a la beta, identificada también en Sudáfrica. Ómicron tiene síntomas inusuales, pero leves, y la fatiga extrema es la más palpable en los casos identificados hasta el momento. Los contagiados con ómicron tienen otra particularidad respecto de cepas anteriores, y es que no sufren el síntoma que hasta ahora resultaba más claro para sospechar del contagio de covid-19; la pérdida del olfato y el gusto. Sí se aprecia una elevación inusual del ritmo cardiaco y fiebre muy alta. Según Coetzee, otros síntomas en los contagiados con ómicron es el dolor muscular durante un par de días. El desarrollo de la enfermedad es leve. Sin embargo, alertó del peligro potencial de un desarrollo más acusado y grave de la enfermedad entre los no vacunados.
La OMS espera que se produzcan "casos e infecciones en las personas vacunadas", aunque "en una proporción pequeña y predecible en relación con los valores de eficacia de la vacuna". "A pesar de las incertidumbres, es razonable suponer que las vacunas disponibles actualmente ofrecen cierta protección contra la enfermedad grave y la muerte", explican.
La OMS ha advertido de que esta variante tiene un riesgo global de propagación "alto", por lo que ha pedido a los países que estén preparados para sus posibles consecuencias. En un informe técnico dirigido a los Estados miembro ha avanzado la posibilidad de "futuras oleadas de covid-19, que podrían tener graves consecuencias". En este sentido, califican de "alta" la posible propagación de ómicron a nivel mundial y de "muy alto" su posible impacto, "dadas las mutaciones que pueden conferir un potencial de escape inmunológico y posiblemente una ventaja de transmisibilidad".