Investigadores han observado el papel en el autismo de una gama más amplia de microorganismos del intestino, como arqueas, hongos y virus, más allá de las estudiadas bacterias.
Los microorganismos infecciosos utilizan una biopelícula densa y pegajosa para protegerse de los medicamentos. Investigadores daneses han encontrado ahora una forma de acabar con esta estrategia.