Los animales "tienen el potencial de ser una fuente sostenible y renovable de órganos". Así de rotundo se muestra el doctor Robert Montgomery, en declaraciones al periódico estadounidense 'The New York Times', después de realizar -junto a su equipo médico- el primer trasplante del mundo del riñón de un cerdo genéticamente modificado a un humano. Aunque la noticia ha trascendido ahora, la operación tuvo lugar el 25 de septiembre en un hospital neoyorkino y se logró que el órgano funcionara durante 54 horas en una mujer en muerte cerebral.
Para Montgomery, del hospital NYU Langone, el mayor problema que se presenta en los trasplantes es que no se tienen suficientes órganos disponibles. "Este es un momento transformador en la historia de la medicina, que podría llevar a que no se necesite la donación de órganos de un fallecido para salvar la vida de otra persona", aseguró durante una comparecencia virtual ante la prensa.
No obstante, el también socio fundador de la empresa 'spin-off' Beonchip considera que se está "muy lejos" de utilizarlos como alternativa a los trasplantes normales. "Ha sido un ensayo de horas; no conocemos las respuestas a largo plazo. Y no hay que obviar el componente ético del aspecto animal", señala Ochoa, que a su juicio abre la posibilidad de que se pueda plantear como "última opción" en casos "muy desesperados".
Asimismo, el investigador del I3A se refiere al paso dado por Robert Montgomery como "un puente" entre los trasplantes de humanos que se realizan en la actualidad y la ingeniería de tejidos. "Donde todas las células del animal son humanas y se evita el problema de las enfermedades cruzadas", subraya.
Por otro lado, investigadores del I3A-Universidad de Zaragoza (entre los que está Ochoa), el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón (IIS Aragón) y Beonchip participan en un proyecto europeo para avanzar hacia la medicina personalizada. En concreto, trabajan en recrear la piel de la manera más realista posible para estudiar sus afecciones y aumentar la seguridad de los productos de uso tópico.
Una de las personas que trabaja en la Comunidad en ingeniería de tejidos es Pedro Baptista, investigador del IIS Aragón y elegido a finales de 2020 nuevo secretario general de la Sociedad Europea de Órganos Artificiales. Este destacado científico resalta dos problemas a la hora de abordar el trasplante de órganos animales en humanos: el relacionado con el rechazo ("a los minutos u horas hay una coagulación masiva de ese órgano, tiene una trombosis y se pierde", explica) y la posibilidad de que algunas zoonosis o enfermedades de los animales pasen al humano. "Hemos visto los resultados nefastos que hemos tenido con el problema de los coronavirus, que todavía sufrimos con la pandemia (del SARS-CoV-2)", recuerda.
Baptista considera interesante lo conseguido en el hospital NYU Langone. "Al cambiar el genoma del cerdo, el rechazo hiperagudo es evitable. Eso ya permite que se pueda trasplantar un órgano de un animal en un ser humano durante algunos días o semanas. El problema es que estos órganos no podrán quedarse en el ser humano para toda la vida, por así decirlo, aunque utilices inmunosupresión. Una vez que el sistema inmune reconozca las otras moléculas que son del cerdo va a producir rechazo", subraya el también codirector del Consorcio de Hepatología Regenerativa -dentro de la Asociación Europea para el Estudio del Hígado-.
"Esto servirá para alguien que está muy enfermo. Para salvarle la vida le pondremos un riñón o un hígado de estos cerdos especiales, por así decirlo, y aguantamos a este paciente unas semanas para ver si aparece un órgano. Es lo que llamamos trasplantes puente. Es sin duda un primer paso para dar esperanza en que realmente el trasplante de órganos de animales en humanos algún día sea realidad. Pero, hay que entender que aún estamos muy lejos de que esto llegue verdaderamente a la clínica", añade.
Un paso final que resolvería el problema por completo sería la ingeniería de tejidos, en la que trabajan en el Instituto de Investigación Sanitaria Aragón. "Nuestro objetivo es hacer un órgano humano para trasplante. En un futuro podrás usar las células del paciente para generar el órgano de bioingeniería y eso implica que nunca habrá rechazo del órgano que has hecho en el laboratorio porque tiene las células del propio paciente. Esa es la gran diferencia entre usar un órgano de un animal que otro que ha sido hecho especialmente para el paciente con sus células", explica Pedro Baptista.
"En un futuro podrás usar las células del paciente para generar el órgano de bioingeniería y eso implica que nunca habrá rechazo"
Mientras, Pedro Moreo, consejero delegado de la compañía aragonesa Ebers, califica de logro "muy importante" el trasplante realizado por el equipo del doctor Montgomery si bien alude también a las "muchas dudas" que quedan por resolver antes de poderse plantear su aplicación en pacientes humanos de forma general. "La principal es si a largo plazo ese órgano es viable y no acabe siendo rechazado. Y también si a largo plazo no se termina deteriorando y, por tanto, su función se vea disminuida como consecuencia de estar implantado en una especie distinta", explica.
Una de las líneas de actividad de la empresa Ebers es la tecnología médica destinada a la preservación de órganos para trasplantes de riñón e hígado, en la que trabaja desde hace cinco años y es ahora cuando están a punto de lanzar al mercado las primeras versiones (máquinas para sustituir a la convencional nevera de hielo). "Son sistemas que permiten coger un órgano de un donante y preservarlo en condiciones óptimas para que se pueda trasplantar e incluso mejorar su calidad. Esa es una forma de aumentar el número de trasplantes. A día de hoy, pese a ser una técnica muy éxitosa y con buenos resultados, una de sus principales limitaciones es la escasez de órganos; incluso en un país como España, que cuenta con unas tasas de trasplantes de las más elevadas del mundo", detalla Moreo.
Asimismo, el CEO de Ebers recuerda que una tercera vía alternativa para incrementar su número -junto con los xenotrasplantes y la mejora de la calidad de los órganos humanos- es fabricarlos desde cero mediante impresión 3D, vídeo impresión e ingenieria de tejidos. "Eso se está investigando para órganos sólidos -hígado y riñón-, pero está a años vista", concluye.
En Aragón se realizaron 41 trasplantes entre el 1 de enero del 2021 y el 31 de mayo (últimos datos de los que se dispone), en concreto: 28 trasplantes renales, 9 hepáticos y 4 cardíacos. Fue posible gracias a la generosidad de 17 familias que perdieron a un ser querido.