Tener que esperar a que pasen tres tranvías para coger finalmente uno, lavarse las manos de manera repetida decenas de veces cada día o poder ducharse solo una vez a la semana por la cantidad de rituales que esto implica: incluso abrir y cerrar hasta 50 veces cada grifo. Pueden parecer manías, pero los familiares y pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) saben que detrás hay mucho más. Una enfermedad desconocida por muchos, que sufre entre un 2% y un 3% de la población. Sus pensamientos obsesivos e ideas fijas y recurrentes les generan inquietud, ansiedad o aprensión.
"Mi hijo tenía varios TOC, por ejemplo, el de comprobación o de perfección máxima. Si compraba una camisa, tenía que comprar dos o tres más para tenerlas en su armario, precintadas, con plástico y sin que nadie pudiera tocarlas", recuerda Aurelio López, padre de un afectado. "Me di cuenta de que podía ser grave porque esquivaba a la gente por la calle para que no le rozaran. Un día me dijo que prefería morirse antes de que alguien le estropeara la camisa", explica.
Tener que esperar a que pasen tres tranvías para coger finalmente uno, lavarse las manos de manera repetida decenas de veces cada día o poder ducharse solo una vez a la semana por la cantidad de rituales que esto implica: incluso abrir y cerrar hasta 50 veces cada grifo. Pueden parecer manías, pero los familiares y pacientes con Trastorno Obsesivo Compulsivo (TOC) saben que detrás hay mucho más. Una enfermedad desconocida por muchos, que sufre entre un 2% y un 3% de la población. Sus pensamientos obsesivos e ideas fijas y recurrentes les generan inquietud, ansiedad o aprensión.