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Un estudio multicéntrico con participación de la Universitat Oberta de Catalunya (UOC), la Universitat de Barcelona (UB) y la Universidad de las Américas (UDLA) del Ecuador ha demostrado que la terapia de constructos personales es igual de eficaz que la cognitivoconductual a la hora de reducir los síntomas depresivos y mejorar la calidad de vida de las pacientes con fibromialgia. Las dos terapias redujeron los síntomas de depresión en aproximadamente el 60% de las participantes. La fibromialgia es una enfermedad reumatológica de origen desconocido que se caracteriza por un dolor crónico y que muchas veces presenta síntomas de depresión. Sobre todo afecta a las mujeres y no tiene cura, pero diferentes tratamientos pueden aliviar los síntomas.
Mari Aguilera, investigadora del grupo interuniversitario de la UOC y la UB GRECIL, profesora de la UOC y coautora principal del estudio, junto con la investigadora de la Universidad de las Amèriques Clara Paz, destaca que los resultados implican poder abrir el abanico de terapias eficaces y ganar en flexibilidad para adaptarse a las particularidades y necesidades de cada paciente».
Coordinado por el catedrático de la Facultad de Psicología y el Instituto de Neurociencias de la UB Guillem Feixas, el trabajo incluyó a 106 mujeres con fibromialgia y depresión que eran atendidas en diez lugares diferentes: dos centros de salud mental y ocho centros de atención primaria. La asociación entre fibromialgia y depresión es frecuente en estas pacientes y parece ir en los dos sentidos: la una aumenta el riesgo y empeora las características de la otra.
Las voluntarias siguieron una terapia psicológica semanal durante cerca de cuatro meses. La mitad recibió una terapia estándar de tipo cognitivoconductual, que ya se ha mostrado moderadamente eficaz en estas pacientes. La otra mitad siguió un tratamiento basado en la terapia de constructos personales, un enfoque diferente y que se centra «en la identidad de las personas; como se ven a sí mismas, como ven lo que les pasa y como ven a los otros», explica Joan Carles Medina, también autor del trabajo, profesor de la UOC e investigador de la UB.
En la misma línea, Aguilera indica que la terapia estándar de tipo cognitivoconductual está «más interesada en la manera de modificar la conducta que en el porqué de esta», mientras que la terapia de constructos personales se centra especialmente «en cómo construyes tu mundo y a qué das significado». «Pero no se trata tanto de enfrentarlas como de comprobar que las dos pueden ser útiles desde una posición diferente», destaca.
Así, los investigadora remarcan que disponer de más recursos probados permite adecuarse a las preferencias de las pacientes. «Nos sirve para personalizar y adaptar mejor los tratamientos. Tenemos más herramientas para escuchar, aprender y proponer estrategias», concluye Medina.
«La fibromialgia no tiene una causa concreta conocida y tampoco tiene cura, pero una mejora psicológica repercute en la salud física», señala Aguilera, que añade que eso es sobre todo importante en una enfermedad que «todavía es cuestionada para|por algunos médicos y en la cual muchas veces se da menos importancia por|para el hecho de que afecta mayoritariamente mujeres».