Un estudio llevado a cabo por el doctor Juan Bueno, residente en Psiquiatría del Hospital Universitario Miguel Servet de Zaragoza, revela que la prevalencia de los síntomas depresivos en la población general se ha triplicado a consecuencia de la pandemia, al pasar de un 7% a un 25%. "Se trata de un metanálisis que engloba un total de 12 estudios de todo el mundo -la mayor parte de China-", ha puntualizado el psiquiatra, que ha conseguido gracias a este trabajo el Primer Premio de Investigación “Final de Residencia” del Sector II. Estos datos, ha explicado, no se pueden extrapolar de manera directa a Aragón, aunque ha confirmado que la pandemia ha provocado un mayor sufrimiento en la sociedad aragonesa, aumentando los síntomas de depresión, ansiedad y también de trastornos alimentarios.
Durante el análisis llevado a cabo se han comprobado "diferencias" en la prevalencia registrada en cada uno de los estudios. Aun así, los datos demuestran el incremento anteriormente mencionado, que es similar tanto en la población general como entre los profesionales sanitarios. No obstante, ha puntualizado Bueno, sí que se perciben más casos de insomnio y patologías similares entre los profesionales que han estado en primera línea durante la pandemia, atendiendo a los contagiados.
Respecto al aumento de casos y síntomas en la población, Bueno ha detallado que son producto de una situación "excepcional" y que lo normal es que un porcentaje de ellos vayan disminuyendo con la mejora de la situación epidemiológica y la ayuda de amigos y familiares. Aún así, ha recalcado, "muchos de ellos van a tener que acabar siendo atendidos por salud mental".
En este sentido, Bueno ha reconocido que en Aragón no existen los recursos suficientes para atender esta creciente demanda. "En el sector II de Zaragoza solo hay 6,4 psiquiatras por cada 100.000 habitantes", ha lamentado, en referencia a los escasos recursos humanos disponibles. No obstante ha subrayado que en los últimos tiempos se ha percibido una mayor preocupación por la salud mental.
La tomografía es una especie de escáner del ojo que se realiza sin radiación y que se trata de una prueba sencilla, rápida y no invasiva para el paciente. Esta prueba aporta numerosos datos a los especialistas sobre el estado del nervio óptico, que pertenece al sistema nervioso central y que puede ayudar a conocer si hay daño que se pueda relacionar con una determinada enfermedad. Vicente pertenece al grupo de investigación de Neuroftalmología del Servet.
Una residencia marcada por la covid
La mayoría de los 109 residentes que acaban este año su residencia en el sector II de Zaragoza no se imaginaban la situación epidemiológica que iban a vivir durante estos momentos de sus vidas. "No he tenido que ocuparme de casos covid, pero sí que ha atender a personas con problemas de salud mental que estaban contagiados", ha explicado Bueno, quien no se esperaba tener que vivir esta situación. "Hemos tenido que adaptarnos", ha recalcado, al tiempo que se ha mostrado "ilusionado" por terminar la residencia y "empezar una nueva etapa".
La doctora Vicente tampoco se ha visto directamente afectada por la pandemia, puesto que el servicio de Oftalmología no está ligado al tratamiento de la covid. "Solo han necesitado nuestra ayuda de manera puntual", ha especificado. Asimismo ha detallado que durante el confinamiento y las primeras olas sí que vieron más afectados, puesto que se tuvieron que suspender cirugías y consultas. Posteriormente, al tratarse de pacientes sin ingreso, las intervenciones se pudieron mantener y, según ha afirmado, se recuperó el ritmo habitual.
Por el contrario, otras especialidades como Neumología o el servicio de cuidados intensivos sí que han vivido unos años completamente diferentes a lo esperado. También los residentes en Enfermería que, de hecho, no terminan estas semanas su formación, sino que lo harán dentro de cuatro meses, puesto que tuvieron que retrasar su inicio de primavera a septiembre por esta pandemia.