Las nuevas tecnologías han cambiado nuestra manera de enfrentarnos al mundo. Lo que hace unos pocos años suponía un derroche de tiempo y esfuerzo, ahora se puede resolver a través de internet en cuestión de segundos. Desde los trámites administrativos -hoy en día casi todo se gestiona de manera telemática-, hasta la comunicación -un océano ya no supone una barrera relacional, basta con enviar un tuit o un whatsapp-, pasando por el comercio o la prestación de servicios. Son muchos los campos profesionales que se han beneficiado de esta interconexión que ofrece el entorno digital, incluso algunos tan complejos y ‘físicos’ como la medicina o la veterinaria.
En este contexto nació hace ocho años la empresa aragonesa Vetoclock, una compañía pionera en España que ofrece un servicio de telediagnóstico veterinario a clínicas, hospitales y universidades. Su plataforma digital pone en contacto a profesionales de la veterinaria con especialistas de todo tipo de áreas animales, desde dermatología o trauma, hasta oncología o neurología.
“La idea surgió como una manera de conseguir ayuda para los veterinarios que no tienen los medios suficientes o que están en lugares lejanos”, comenta Pablo Gómez Ochoa, fundador de Vetoclock y profesor de Veterinaria en la Universidad de Zaragoza especializado en ecografía. En sus comienzos como investigador y docente, en los que se formó en Estados Unidos e Inglaterra, el veterinario se centró en el desarrollo clínico y descubrió que la rama de apoyo veterinario podía ser “provechosa”. “Recibía 30 o 40 emails al día de compañeros que me pedían consejo sobre diferentes casos y pensé en abrir un canal que los veterinarios pudieran usar para resolver dudas, así que le di un disgusto a mi madre y pasé de funcionario a autónomo montando mi propia empresa”, recuerda Gómez Ochoa.