En ocasiones el coronavirus resulta escurridizo: está, pero no da la cara en los test. Escapa a la sensibilidad de las pruebas PCR, que dan negativo pese a que la persona está infectada. Esos falsos negativos están empezando a ser detectados gracias a una nueva prueba diagnóstica que se está aplicando desde junio en el hospital Royo Villanova de Zaragoza. «Es el único proyecto de investigación covid empezado de cero en Aragón que ha llegado a la fase clínica», destaca Pilar Martín Duque, investigadora Araid en el Instituto Aragonés de Ciencias de la Salud (IACS).
Cada viernes, gracias al sistema de biocomputación del IACS (BIGAN), «hacemos una búsqueda de ‘sospechosos’, casos de pacientes que presentan neumonía, todos los síntomas de la covid y una PCR negativa», relata. «Se manda el listado al equipo participante del Royo, liderado por el doctor Marcos Zuil, desde donde nos remiten las muestras recogidas con hisopos nasales que almacenan un tiempo, congeladas, y, en el laboratorio satélite del CIBA (Centro de Investigación Biomédica de Aragón), las analizamos». El 20-25% de los casos pasados por esta nueva técnica salen positivos en covid. Quedando comprobado que el resultado negativo en PCR resultaba ser falso. «No hay nada más sensible. Habrá técnicas más rápidas o más baratas, pero de las convencionales que hemos probado –PCR, antígenos, anticuerpos...–, este nuevo método gana en sensibilidad, es de los más robustos», señala. Zuil es neumólogo y valora especialmente la colaboración establecida entre la medicina asistencial y la investigación básica.
Entre los casos que se desenmascaran gracias a esta técnica –que detecta el material genético del virus contenido en las vesículas extracelulares–, están los negativos recurrentes de personas ingresadas: «Cuando el médico está convencido de que se trata de covid, pero el virus no da la cara –indica Martín–. El caso que más grabado se me ha quedado es el de una persona ingresada a la que le repetían las pruebas a diario, le habían hecho cinco PCR, todas negativas, y a nosotros nos salió positivo a la primera».
"Será un resfriado"
Pero también hay otro perfil de gran interés y mucho riesgo: el de gente que acude al servicio de Urgencias y se marchan a casa tras salir negativa la PCR. «Algunos de esos casos son falsos negativos, personas contagiadas y contagiosas, que se quedan tranquilas porque les han dado el alta, les han mandado a casa con una PCR negativa y piensan ‘será un resfriado’; si los síntomas ceden, bajan la guardia, se sientan en una terraza sin mascarilla o van a trabajar sin saber que son contagiadores». Estos positivos de covid que se ‘escapan’ lo hacen ahora «en un momento muy delicado, de relajación de las medidas, por lo que los falsos negativos suponen un alto riesgo de contagio», advierte la investigadora. Por eso Martín cree que sería muy útil aplicar este método diagnóstico en todos los hospitales y centros de salud.
Desde el punto de vista médico, Zuil espera que, «en los próximos trabajos que tenemos pendientes, se abra la posibilidad de identificar casos con peor pronóstico desde los momentos iniciales; la trascendencia de contar con un método más sensible puede ser enorme, sobre todo para grupos de inmunodeprimidos, pacientes de riesgo, personas asintomáticas y en las nuevas posibles olas o si la enfermedad sigue, de forma permanente, con nosotros».
Se han reunido con la asociación de pacientes que sufren covid persistente y «están muy interesados –indica Martín–, ya que hay personas que, pese a presentar sintomatologías graves, no se ha podido demostrar mediante una prueba diagnóstica que hayan tenido covid. Pueden necesitar asistencia o ayuda a largo plazo y no ser calificado como paciente covid puede tener consecuencias».
El proyecto liderado por Martín estuvo entre los 15 primeros que, en abril de 2020, obtuvieron financiación del Instituto de Salud Carlos III y fue uno de los cuatro proyectos de diagnóstico más prometedores seleccionados para la reunión con el ministro Pedro Duque el año pasado. En pleno confinamiento, Pilar Martín fue una de las científicas que reorientaron su investigación, dirigiendo contra la covid estrategias que conocía bien. Su campo era la oncología y, con financiación de la AECC, primero, y junto al Instituto de Nanociencia de Aragón, después, trabajaba buscando ‘vehículos’ que llevaran terapias a las células cancerígenas sin dañar los tejidos sanos. El ‘taxi’ utilizado, a modo de caballo de Troya, eran los exosomas. Un tipo de vesícula celular donde ahora detecta el SARS-CoV-2 más esquivo.