Unas 500.000 personas, un 10 por ciento de las infectadas, padecen covid persistente en España, pero la mayoría de ellas ni siquiera sabe que los síntomas variopintos y normalmente leves con los que conviven desde hace meses están relacionados con una infección previa de coronavirus.
Médicos de atención primaria, pacientes, enfermeros, psicólogos y farmacéuticos comunitarios se han unido en una iniciativa para abordar esta problemática y han creado un documento con recomendaciones para su tratamiento. Este martes lo han presentado en una rueda de prensa en Madrid.
El "Primer documento de consenso para el abordaje de pacientes con síntomas leves de COVID persistente" parte de una certeza: en esta enfermedad hay más preguntas que respuestas y una falta de consenso que acaba afectando a la investigación.
Para poder establecer unas medidas comunes de actuación frente a los pacientes, lo primero que hace este documento es definir la enfermedad, que es aquella en la que los síntomas guardan relación causal y temporal con el diagnóstico de laboratorio o clínico de una infección previa por el SARS-CoV-2.
Son dolencias como palpitaciones, síncopes, taquicardias, problemas de coagulación o dermatológicos, febrícula, escalofríos, anorexia, malestar general, trastornos neurológicos como cefaleas o asnomia, ansiedad, fobias, apatía...
Problemas médicos que, aunque sean leves, afectan de forma grave al día a día de los enfermos, tal y como ha explicado Mª Eugenia Díez, coordinadora del colectivo COVID-19 persistente de Madrid, que ha puesto el acento en que la mayoría de los pacientes superan la covid con síntomas leves y empiezan a tener problemas después.
“Nos parece fundamental el abordaje integral de la 'long covid'”, ha apuntado Díez, que ha señalado la importancia de la investigación para mejorar el tratamiento y el conocimiento de esta enfermedad, además de llamar la atención sobre la necesidad de que cada vez más gente sea consciente de que sus síntomas se pueden englobar en esa enfermedad.
Actualmente, no hay consenso sobre la definición de qué es COVID persistente en España. Y eso se traduce en que solo 3.000 personas están asociadas, de las 500.000 que se calcula que pueden tener los síntomas.
Desde la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), Navidad Sánchez ha remarcado que desde las farmacias se pueden detectar a aquellas personas que han pasado la infección pero tienen síntomas compatibles que en principio se asocian a otros problemas de salud. La tos, el dolor muscular, el cansancio o incluso la caída del cabello pueden ser señales de alerta para los farmacéuticos, que pueden indicar tratamientos adecuados o derivar al médico.
En esta iniciativa han participado la Asociación para el Autocuidado de la Salud (anefp), la Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG), la Sociedad Española de Farmacia Clínica, Familiar y Comunitaria (SEFAC), el Consejo General de Enfermería, el Consejo General de la Psicología de España y la asociación de pacientes Long COVID ACTS.
Para el desarrollo de este proyecto se ha creado una comisión asesora presidida por Julio Mayol, que contiene 27 recomendaciones para mejorar la identificación de estos pacientes, los tipos de tratamientos para los síntomas leves o las prácticas de colaboración que debe haber entre los diferentes profesionales.
La Sociedad Española de Médicos Generales y de Familia (SEMG) tuvo claro, desde el principio de la pandemia, el nuevo problema de salud que suponía la covid-19 de larga duración. “De la mano de los pacientes, la SEMG centró sus esfuerzos en los dos últimos años para conseguir conocer más esta nueva enfermedad y así poder ayudar a los afectados. Hoy en día, siguen estando desamparados y sujetos a una gran variabilidad en la atención que reciben”, explica su vicepresidenta, la doctora Rodríguez Ledo.
Unos síntomas que acaban afectando también a la salud mental de los pacientes y que, según este grupo, será uno de los principales retos sanitarios en la atención primaria en los próximos años.
Fuente: Heraldo de Aragón