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11 febrero, 2022En la Unidad de Lesionados Medulares del Hospital Miguel Servet valoran el ensayo clínico suizo que ha permitido recuperar la movilidad a tres pacientes.
Hace un par de días la noticia dio la vuelta al mundo. Parece un hecho casi milagroso que tres personas volvieran a caminar e, incluso, a hacer deporte, después de hacer sufrido una lesión completa de la espina dorsal. El avance científico se publicó en la revista "Nature Medicine", donde se explicaba cómo en Lausana (Suiza) se ha logrado que tres parapléjicos recuperen la movilidad gracias a un implante que estimula la zona de la médula espinal que controla los músculos del tronco y las piernas.
“La línea de estimulación eléctrica de la médula lleva muchos años investigándose. La principal novedad radica en que ha habido una mejoría técnica porque se ha conseguido dar con una paleta de electroestimulación individualizada, con una aplicación que incorpora inteligencia artificial”, explica Ricardo Jariod, responsable de la Unidad de Lesionados Medulares del Hospital Miguel Servet. En el centro hospitalario, él y muchos de sus compañeros (no digamos ya pacientes) están entusiasmados con el avance científico, pero saben que han de ser prudentes y mantener la cautela porque, de momento, se trata de una investigación con los resultados de apenas tres pacientes concretos de un ensayo clínico que se supone sería mucho más grande con muchos más participantes. “Otra novedad es que la paleta de electrodos ha de ser adaptada a cada persona por lo que requiere un tratamiento individualizado, así como el ‘software’ que también ha de ser exclusivo para cada caso”, explica Jariod sobre una técnica muy compleja, que exige un procedimiento quirúrgico para implantar los electrodos a nivel epidural, pero que abre una inmensa puerta a la esperanza.
Los profesionales de la Unidad de Lesionados Medulares del Hospital Miguel Servet atienden y hacen seguimiento aproximadamente a unos 1.300 pacientes. Al año puede haber entre 60 y 70 nuevos ingresos, que se van clasificando en dos grupos. “Están los que llegan con daños en la médula de origen traumático (la mayoría por accidentes de tráfico, aunque también los hay de accidentes laborales o por caídas); y los que tienen una causa médica, ya sea por un ictus que puede darle a la médula o por una metástasis oncológica”, explican desde la Unidad. En todos los casos es una lesión devastadora, por lo que “cualquier avance es esperanzador aunque haya que saber relativizar también”, opina Jariod. “Es cierto que muchos pacientes ya nos están preguntando y se están interesando por esta técnica, pero estamos en un momento muy germinal y llevará años hasta que esta práctica se pueda hacer operativa en muchos de los casos que tratamos”, explica. No en vano, hay perfiles muy diferentes de lesionados en la médula y los tres que está mostrando la investigación suiza siguen un patrón común: son jóvenes, en buena forma, de paraplejía completa y con lesiones de causa traumática.
"Pueden pasar años desde el descubrimiento de una técnica hasta que se puede hacer un uso generalizado de la misma"
En reacción con ilusión y prudencia combinadas a partes iguales se está dando también en el Hospital de Parapléjicos de Toledo, que es el de referencia nacional cuando se abordan este tipo de problemas y, en el mejor de los casos, de rehabilitaciones. El jefe del Servicio, el doctor Ángel Gil, apunta que “la expectación es máxima” y que muchos de los pacientes están preguntando cómo funciona la citada paleta de electrodos y si sería aplicable en sus circunstancias. “Estamos viendo que existe un camino por el que tenemos que seguir, ya que los resultados que se consiguen son muy esperanzadores”.
Lo que la investigación de Lausana sí parece respaldar en cualquier caso es una línea de investigación muy prometedora, “fruto de un trabajo muy concienzudo durante muchos años". Los autores del estudio llevaban años trabajando con los electrodos en animales, después en humanos con lesiones medulares incompletas y, finalmente, con personas que sufrían parálisis sensoriomotora completa.
El equipo de investigación, liderado por el bioingeniero Grégoire Courtine y la neurocirujana Jocelyne Bloch, llevaban desde 2014 experimentando y ya hace cuatro años consiguieron que un joven (David Mzee) que quedó parapléjico cuando practicaba deporte comenzara a caminar con un andador gracias a la estimulación epidural. Según ellos mismos explicaron, la nueva técnica consiste en insertar quirúrgicamente 16 electrodos en diferentes partes de la médula espinal, que emiten impulsos eléctricos sincronizados similares a las señales que 'comunican' a través de la médula el cerebro con las piernas. Estos electrodos están conectados a un ordenador con una inteligencia artificial que reproduce los impulsos necesarios para recuperar los movimientos de los miembros inferiores. Finalmente, un marcapasos sin cables transmite las señales al implante conectado con la médula espinal y estimula grupos concretos de neuronas.
Fuente: Heraldo de Aragón