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Casi 900 contagios en las últimas 24 horas. Los datos asustan.
Asustan. Es una incidencia alta y llama la atención que desde finales de agosto, las cifras se estabilizaron en unos 100 casos diarios, pero no llegaron a bajar del todo, es una transmisión comunitaria sostenida. El Gobierno de Aragón ha hecho bien con las últimas medidas adoptadas: si los datos dicen que lo que hago hasta ahora tiene pinta de no estar funcionando, hay que dar un golpe en la mesa a ver si bajamos esto.
Las tres capitales aragonesas están desde hoy confinadas perimetralmente. Es duro.
Son medidas subóptimas, no es lo mejor, pero se toman cuando no hay más remedio. Aparte de la situación epidemiológica, que es primordial, hay otros factores: la gente está agotada y está la factura psicológica que esto nos va a pasar a todos, es lo que ya se llama la ‘long covid’, los efectos a largo plazo. Pero todo el mundo tiene que ser consciente de que se adoptan este tipo de medidas para anticiparnos.
¿Servirá limitar la movilidad?
No poder entrar ni salir de tu ciudad no tiene una incidencia directa en que baje el número de infectados, pero provoca un efecto en la gente, que se conciencia, ayuda a que se lo tome más en serio, cambie de actitud personal y diga: "La cosa está seria, me quedo en casa". Eleva el nivel individual de alerta porque te hace ser más consciente de que hay un riesgo, que te expones a ese contagio, por lo que te hace disminuir el número de contactos y su intensidad, lo que al final contribuye a que haya menos casos. Confinar tiene efectos directos en las fases iniciales de la epidemia. Una vez que se tiene una transmisión comunitaria sostenida a un nivel tan alto como el actual, no es una medida que, por sí sola, baje la incidencia de la enfermedad. Ahora mismo son más efectivas las medidas que acompañan al confinamiento perimetral: pasar menos tiempo en interiores cerrados, en contacto con personas de fuera de tu círculo de convivencia, sobre todo si no son conocidos, como sucede en una cafetería o un restaurante, porque son los casos que ponen difícil el rastreo.
Con datos reales, en sus investigaciones han simulado y evaluado el impacto de diferentes medidas de contención de una epidemia. ¿En qué deberíamos mejorar?
Hay que mejorar el rastreo de contactos. Lo demuestran casos como el de Italia que, gracias a un sistema de rastreo muy bueno, ha mantenido el tipo en la segunda oleada. Sigo sin entender bien por qué no está funcionando aquí. Pienso que los rastreos se quedan cortos, no se hacen forma exhaustiva, se quedan en los contactos obvios, cercanos, y son los otros, la gente con la que te has encontrado, los que hay que rastrear mejor para cortar las cadenas de transmisión. Y está demostrado que el test solo no funciona; es test más rastreo. Corea, Singapur, Japón han evitado los confinamientos porque han sido muy agresivos en sus políticas de test y rastreo. Y si tu capacidad de hacer test está al límite, hemos visto, estudiando el caso de Boston, que aislar de forma preventiva no a todos pero sí a un porcentaje de entre el 20 y el 40% de los sospechosos reduce la incidencia de casos.