La ciencia de la covid-19' es el título de la conferencia internacional celebrada recientemente bajo el auspicio del Instituto de Biocomputación y Física de Sistemas Complejos (BIFI) de la Universidad de Zaragoza. Coordinado por su director, Yamir Moreno, contó con la presencia de destacados científicos como Luis Enjuanes, la viróloga Nerea Irigoyen; Nuria Oliver, ingeniera en telecomunicaciones; la investigadora del Instituto Max Planck Viola Priesemann, asesora del Gobierno alemán en covid-19; o el reconocido científico de datos Esteban Moro.
¿Cómo surgió la idea de organizar un congreso internacional sobre la ciencia de la covid-19?
Sí, y es muy diferente a todas las actuales porque será esterilizante, es decir, podrá prevenir la transmisión, no solo evitar las formas graves de la enfermedad. Eso cambiará por completo el escenario, porque con una vacuna como la de Enjuanes se podría erradicar la enfermedad.
¿Dio plazos para su logro?
Están haciendo los ensayos de seguridad para mostrar que es segura en humanos y a finales de este año puede haber resultados en esa línea. No dijo cuándo se llegaría al producto final, pero sí mostró mucho optimismo.
En otros países se han aprobado vacunas en tiempo récord. ¿La vacuna de Enjuanes es una metáfora de lo que ocurre con la ciencia en España, hay buenos cerebros pero escasos recursos para desarrollar las ideas?
Creo que en España nos falta apoyo para el último paso. Yo lo sé porque colaboro con epidemiólogos y bioquímicos, como Carlos Martín que ha desarrollado la vacuna contra la tuberculosis, y sé todo el proceso que han seguido para buscar financiación privada, de Europa… y hasta ahora no se han parado y siguen haciendo los ensayos clínicos, pero es una batalla de día a día. Hay una especie de valle de la muerte donde se quedan muchas ideas buenas que no llegan a materializarse porque no hay financiación. Creo que muchas veces falta la valentía de invertir.
¿Se corre el riesgo de infravalorar enfermedades como la tuberculosis?
Hicimos un trabajo poniendo en común la covid y la tuberculosis en el sentido de la saturación del sistema hospitalario y las consecuencias de las restricciones de movilidad, como que haya enfermedades que no están bien diagnosticadas, o tratamientos que se abandonan. La tuberculosis necesita tratamientos de entre 6 a 12 meses, y una vez que los interrumpes es como empezar de cero. Los modelos predicen que en los próximos años habrá un repunte importante de los casos de tuberculosis. Lo bueno es que el mismo trabajo también demuestra que si aumentas los recursos destinados al diagnóstico es posible revertir la situación.
¿Ha habido algo que le haya llamado la atención en la gestión de la pandemia por ser distinta de la esperada en los modelos?
Sí, nos sorprendió mucho la tardanza de la OMS en reconocer que la covid se transmitía por el aire; y en España se tardó en implantar el uso de las mascarillas en los interiores y la ventilación. Y se ha jugado mucho con controlar la movilidad, que no ayuda tanto a frenar una pandemia como se piensa.
En el congreso ha estado también Esteban Moro, pionero en el estudio de big data. ¿Es una herramienta poderosa para mejorar la vida de las personas?
Sí. Esteban contó un trabajo que hemos hecho en colaboración y acaba de ser publicado en la prestigiosa revista de la Academia de Ciencias de EE. UU. Trabajamos con una compañía que tiene datos de movilidad y desarrolló una aplicación que, con el consentimiento de los usuarios, registra tu posición de GPS. Con el big data y la app podíamos saber dónde se producían las interacciones. Así hemos podido comprobar que el 20% de las personas son responsables del 80% de los contagios. Era algo que estaba más o menos documentado, pero nuestro modelo reproduce esos resultados.
Al principio del confinamiento se decía que de esta pandemia íbamos a salir mejores… Desde el punto de vista de la ciencia, ¿salimos mejores?
No, no creo que vayamos a salir mejores. No hemos logrado crear un protocolo para evitar una nueva pandemia. Sigo sin entender por qué solo se invierte cuando no queda otro remedio. En países asiáticos como Corea del Sur no ha tenido el mismo impacto la covid porque estaban más preparados: sufrió un conato de coronavirus en 2015 que le hizo cambiar las leyes, montar un centro específico para prevenir pandemias. Ni siquiera con la covid se ha aprendido la lección de que hay que prevenir, porque como es un enemigo invisible cuesta dedicar recursos a ello.