Dicen que la experiencia es la madre de la ciencia, y en el caso del científico aragonés Juan José Badiola, director del Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de Zaragoza, la gestión de crisis anteriores como la gripe aviar o las vacas locas le ha servido para estar más prevenido contra la actual pandemia. Ahora la lección la han aprendido también las autoridades y el propio sistema, que saldrá a su juicio "reforzado" de esta cuarentena para afrontar una segunda ola de contagios. "No hay mejor aprendizaje que el de una experiencia negativa. El que ha pasado la enfermedad no quiere volverla a pasar y las autoridades y el sistema sanitario, que lo ha pasado muy mal, tampoco. Hemos aprendido y sabemos a qué nos enfrentamos, por eso creo que esa segunda oleada no va a ser tan catastrófica siempre que el virus no mute", señala el también asesor del Ayuntamiento de Zaragoza en esta materia.
¿Cree que puede producirse esa supuesta reactivación de la epidemia después del verano?
Siendo cauto, no se puede descartar que ocurra cuando ha habido tantos casos... Hay 180 países infectados y la posibilidad de que vuelva a haber situaciones derivadas del tráfico aéreo implica que te venga cualquier persona de cualquier país en una noche. Por tanto, la llegada más relevante de contagios después del verano podría ser tanto endógena como exógena (de abrirse las fronteras). Bien es cierto que las condiciones otoñales o invernales son más favorables a la propagación de este tipo de virus... No obstante, la evolución aquí en España va a depender de la capacidad que tengamos de doblegar la epidemia, y en ese aspecto no soy tan pesimista. No creo que se produzca una situación masiva como la que hemos vivido por varias razones.
Díganos algunas de ellas...
En primer lugar, conocemos ya a este virus muchísimo mejor que hace tres meses; sabemos cuáles son los puntos fuertes y las estrategias más potentes para enfrentarse a este tipo de epidemia. En segundo lugar, hemos adquirido todos la cultura de la prevención y de la protección. Sobre todo, en lo que respecta al distanciamiento interpersonal que tanto nos cuesta: saludarnos, abrazarnos, besarnos… y ahora vemos que son prácticas de riesgo. También hemos asumido las medidas de higiene básica para prevenir contagios y el uso de la mascarilla que ha sido tan debatido y criticado, porque en Europa y España no tenemos esa costumbre, pero qué duda cabe de que protege. En tercer lugar, el sistema sanitario está también más preparado, aun con sus diferencias entre comunidades. En cuarto lugar, la parte más negra, que han sido los fallecimientos en personas mayores y fundamentalmente en residencias, es una cuestión que habrá que reflexionar para actuar en el futuro y evitar que esto se repita. Pero estoy convencido de que para entonces habrá ya medicamentos específicos antivirales, porque ya se están probando muchos de ellos, y creo que no va a ser difícil encontrar la vacuna.