Esperamos que se haya pasado la pandemia antes de que tengamos nuestras vacunas", dice Carlos Genzor, socio fundador y director técnico de Certest Biotec. Porque el proyecto que presentaron el pasado jueves es "a largo plazo". Da sus primeros pasos con el objetivo de poner a punto un sistema para desarrollar vacunas de ARN mensajero (ARNm). Con una inversión de 100 millones de euros, el reto es que "en tres años tengamos ya un prototipo y una capacidad industrial de fabricación" en la nueva planta que han proyectado.
Un grupo de diez investigadores trabaja ya en el proyecto. Empezarán por enfocar sus esfuerzos hacia el coronavirus, pero la estrategia del ARNm "abre un panorama nuevo, una nueva forma de hacer vacunas –contra el coronavirus y contra otros virus y bacterias–, más rápida, más eficiente, más sencilla", destaca Genzor.
Es la tecnología de las vacunas de Pfizer y Moderna, que han demostrado que inocular ARN mensajero, con las instrucciones para que nuestras propias células fabriquen la proteína con la que el SARS CoV-2 infecta, funciona. Entrena a nuestro sistema inmunitario, que la reconoce como extraña y fabrica anticuerpos y linfocitos T contra ella.
En Certest "no tenemos experiencia en vacunas, somos un fabricante en diagnóstico –reconoce Genzor–, sin embargo, dominamos tecnologías clave: hacemos enzimas, trabajamos con secuencias de ácidos nucleicos, las sintetizamos…". También tienen "experiencia en manejar ARN". De hecho, los test de diagnóstico que fabrican ahora son sobre ARN, no sobre el mensajero, pero sí sobre el ARN del virus.
La molécula de ARN es delicada. Por eso las condiciones de investigación, y sobre todo las de fabricación de vacunas de ARNm, son muy exigentes, en instalaciones totalmente estériles, en ambiente de sala blanca. Esa fragilidad hace que se trabaje intensamente para darle estabilidad a la propia secuencia de ARN y también para encapsularla en nanopartículas lipídicas que la protejan al máximo. "Optimizar esto es lo más complicado y pensamos que es donde podemos aportar algo" que les haga diferenciarse.
Sin congelar
Y mientras las vacunas de Pfizer y Moderna precisan ultracongelación, Certest aspira a conseguir un prototipo de vacuna de ARN mensajero que sea estable a temperatura ambiente. Precisamente los reactivos de sus test PCR "se mantienen a temperatura ambiente durante dos años, mientras otros precisan frío. Esa tecnología que tenemos en los test podemos aportarla también". Por eso, esperan no tener que construir supercongeladores anexos a la planta de 12.000 m2 construidos que ya tienen dibujada sobre el papel.
Pero, por ahora, advierte, "hasta que no tengamos el prototipo de ARN no podremos encapsularlo ni probar su estabilidad en el tiempo. Es un proyecto en pañales, que estamos definiendo". Además, si todo va bien, en tres años, de Certest Biotec saldría un candidato a vacuna probado in vitro y en animales y, a partir de ahí, habría que " buscar un acuerdo o cooperación con empresas o entidades que pudiesen colaborar en las costosas fases de ensayo clínico en humanos". Las dosis para los voluntarios de estos ensayos se producirían ya en su nueva planta. Y en el futuro, ante la próxima enfermedad emergente, "nuestra idea es estar preparados para reaccionar rápido cuando tengamos un problema similar".