Sentirse agotado, exhausto, sin ilusión por el trabajo... son los síntomas del síndrome de 'burnout' o síndrome del trabajador quemado, un problema creciente en las sociedades desarrolladas. Tanto, que la Organización Mundial de la Salud (OMS) acaba de añadirlo a su listado de enfermedades relacionadas con el trabajo.
Este síndrome aparece siempre relacionado con une estrés crónico en el entorno laboral. "Un estrés prolongado en el tiempo, provocado por situaciones a las que no hemos podido dar respuesta", explica Jesús Montero-Marín, profesor en la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte de la Universidad de Zaragoza, y miembro de un grupo de investigación sobre este asunto.
Según explica, hay tres síntomas fundamentales que permiten detectar un caso de 'burnout': "El agotamiento, que surge cuando tratamos de responder a demandas excesivas; el cinismo, entendido como un desapego hacia el trabajo, una pérdida de la ilusión por lo que hacemos, y por último, la ineficacia en el desarrollo de las tareas".
No son los únicos, pero sí los más claros de un problema que afecta a personas muy diferentes y que está provocado también por situaciones diferentes.
Porque tan 'quemado' puede estar un empleado muy autoexigente y entregado, que acaba enfermo por la sobrecarga de trabajo que soporta, como aquel que se aburre y no se siente desarrollado en un empleo monótono sin expectativas, o quien cree que no controla los resultados de su trabajo, que su esfuerzo no se ve reconocido.
De hecho, esos tres serían los principales perfiles con los que el equipo de Montero-Marín describe a los enfermos de 'burnout'. Son, respectivamente, los frenéticos, los trabajadores sin desafíos y los desgastados. Una clasificación que busca "poder dar soluciones a cada caso".