"Es un trabajo que conlleva riesgos y lo que hay que hacer es intentar minimizarlos y hacer las cosas bien, nada de imprudencias, ni temeridades, ni heroísmos". Así describe el zaragozano Alberto Díez su experiencia como médico de rescate en montaña, una función que compagina con las guardias de las ambulancias del 061 desde julio, poco después de finalizar el máster de Medicina de Urgencia y Rescate en Montaña del campus de Huesca.
Como él, 45 médicos y enfermeros y enfermeras de todo España, además de Francia y de Argentina, han cursado ya este título propio de la Universidad de Zaragoza que relanzó en el año 2017.
El máster abrió este viernes una nueva edición, la cuarta ya, con 15 alumnos seleccionados entre las 50 solicitudes llegadas no solo desde España sino también de otros países de Europa y de Latinoamérica. "El interés es cada vez más creciente", destacó Germán Vicente, director del posgrado y decano de la Facultad de Ciencias de la Salud y del Deporte de Huesca.
Aunque no todos los alumnos tienen como objetivo entrar en un grupo de rescate medicalizado -también reciben formación para el 061, las ambulancias...- "varios han trabajando ya con los equipos de la Guardia Civil", valora. Considera que el título tiene muchas salidas profesionales "porque aunque los modelos de rescate de cada comunidad son diferentes, siempre se necesitan especialistas formados en algo tan exclusivo".
Alberto Díez ya se había fijado en el máster mientras hacía la residencia como médico de familia. "Quería unificar mis aficiones a la montaña, sobre todo el esquí alpino, con el trabajo que ya estaba haciendo como médico", explica. Y cree que Huesca es el sitio ideal por el gran número de rescates. De su experiencia hasta ahora recuerda un complejo auxilio en el collado de Coronas, en el Aneto, "porque con la mala meteorología que había nos planteábamos quedarnos a dormir, pero al final pudimos salir en helicóptero".
También Nuria Gago ha podido ejercer ya de médico de rescate. Esta internista valenciana decidió trasladarse a Aragón "por la posibilidad de aunar mi hobby y mi trabajo". Desde julio hace guardias y afirma estar "muy contenta". "Al principio te da respeto porque una cosa es la teoría y otra la práctica real, pero estoy muy satisfecha de haberme venido". En su caso, recuerda la dificultad de un rescate de una avioneta accidentada en Benasque y otro de dos escaladores en el Balaitus.
Mientras, José Antonio Aguilera y Marina Castro también están ya graduados pero aún no han podido ponerlo en práctica. El primero es un epidemiólogo que trabaja en León pero también un enamorado de la montaña y al buscar formación que uniera ambas cosas se decantó por el máster de Huesca "porque al final te permitía hacerlo en el Pirineo y con los mejores". Admite sentir "envidia sana" por sus compañeros y echa en falta una unificación de criterios entre las comunidades para poder ejercer esta función "porque cada una es un mundo".
Mientras, la cordobesa Marina Castro tuvo "muy claro" cuando acabó Enfermería que quería hacer este máster así que se vino a trabajar a Aragón. "Sería fantástico compaginar mi profesión con algo que me gusta tanto como la montaña, aunque sea un medio hostil donde asumes riesgos".
Fuente: Heraldo de Aragón