En un pequeño pueblo del interior de Argentina, un grupo de artistas expone sus obras cada semana en un mercado al aire libre. Cada pieza es original y única. Pero lo que más llama la atención son los carteles, que dicen “Tócame” y “Se puede tocar”.
Cada ser humano es una obra de arte, irrepetible y única. Que el recién nacido sea tocado y acariciado al nacer es una necesidad básica. En términos de supervivencia, las personas estamos diseñadas para establecer relaciones sociales y mantener contacto físico con nuestro entorno.
En 1994, el psicólogo estadounidense Jay Seth Rosenblatt observó que los mamíferos tenían contacto con la cría inmediatamente tras el parto. Esto influye notoriamente en la relación entre madre e hijo, así como en su evolución física y biológica posterior.
Seguramente, muchos padres y madres se hagan estas preguntas: ¿cómo se debe proceder con un bebé nada más nacer? ¿Cuánto tiempo debemos esperar para tocarlo y mantener contacto con él? ¿Es bueno hacerlo? Y, de ser así, ¿cómo debe llevarse a cabo? ¿Cualquiera puede tocar a un recién nacido? ¿Se realiza esta práctica en todos los hospitales y con todas las madres?
El método madre canguro
Denominamos contacto “piel con piel” cuando se coloca al bebé boca abajo encima del pecho o la tripa de su madre, sin ropa que los separe. Ambos deben cubrirse para evitar la pérdida de calor. En 1979 comenzó a llamarse “método madre canguro” al llevarse a cabo con bebés prematuros. Actualmente tiende a calificarse como “método madre/padre canguro”, ya que el otro progenitor o cuidador también puede implicarse en la práctica.
Hay una ventana temporal para que los efectos del contacto piel con piel se mantengan a largo plazo. Según los resultados de los estudios, madre y bebé están especialmente receptivos durante las dos primeras horas tras el parto, lo que se conoce como “periodo sensitivo”. Y dentro de los 30 primeros minutos, el reflejo de succión del bebé se halla más activo, por lo que el método favorece el comienzo de la lactancia.
Algunos estudios muestran que solo la mitad de los bebés mantienen un contacto precoz, y este es menor de 15 minutos. En las rutinas hospitalarias hay falta de conocimientos en el equipo o se priorizan otros cuidados. Emily R. Smith, de la Universidad de Harvard, concluyó que iniciar la lactancia entre 2 y 23 horas después del parto acarrea un riesgo 33 % mayor de mortalidad infantil en comparación que comenzarla en la primera hora.
Concretamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) recomienda que al menos el 80 % de las madres de bebés nacidos a término tengan ese contacto con su bebé inmediatamente o dentro de los cinco minutos posteriores del nacimiento, y prolongarlo al menos una hora o más ininterrumpidamente.
Más sonrisas y beneficios para la salud
El contacto piel con piel influye positivamente en el estado emocional de la madre: hace que esta sonría más, bese a su bebé, le mire y hable con él. Pero también afecta al comportamiento del recién nacido: este llorará menos y sonreirá más.
Además, se han determinado otros beneficios fisiológicos con repercusión directa sobre la salud de la madre y el hijo o la hija. El contacto evita pérdidas de temperatura, reduce tanto el gasto calórico como los niveles de glucosa en sangre, evita la ansiedad y contribuye al aumento de la duración del sueño, entre otros efectos.
Además de lo mencionado anteriormente, uno de los mayores beneficios de poner en contacto al bebé con su madre es que favorece el comienzo y el mantenimiento de la lactancia materna. Por ello, cuando lanzaron la Iniciativa para la Humanización de la Asistencia al Nacimiento y la Lactancia (IHAN), la OMS y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (UNICEF) incluyeron esta recomendación en el paso 4.
El contacto piel con piel y el comienzo y mantenimiento de la lactancia materna deben ser objetivos prioritarios de las maternidades. Esta práctica salva vidas, previene enfermedades y ahorra costes sanitarios al mejorar el estado de salud de madres y niños.
Durante la pandemia se demostró que, si no se practica el método de la madre canguro, existe un mayor riesgo de muerte entre los bebés prematuros o de bajo peso al nacer. Además, este riesgo es 65 veces mayor que el de morir por infección de covid-19.
El contacto es vital en los bebés pequeños y prematuros
El pasado 15 de noviembre, la OMS publicó una nota de prensa con nuevas directrices para el cuidado de recién nacidos prematuros y de bajo peso, basadas en los resultados de más de 200 estudios. En estos casos, los expertos recomiendan encarecidamente el contacto piel con piel, manteniéndolo tanto tiempo como sea posible y con un mínimo de 8 horas por día. Los beneficios en supervivencia, protección térmica e iniciación de la lactancia materna son indiscutibles.
El apego es considerado el vínculo físico y emocional entre el bebé y su figura de referencia desde el nacimiento hasta los tres años. Esto nos predispone biológicamente de forma innata para asegurar nuestra supervivencia como especie. Así que lo primero que puede hacer un cuidador con su majestuosa obra de arte es proveerla de proximidad, protección y seguridad. El contacto piel con piel permitirá al recién nacido explorar lo desconocido plácidamente y con salud.
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Fuente: The Conversation. Autoría:
Esmeralda Santacruz Salas
PDI Facultad de Enfermería. UCLM, Universidad de Castilla-La Mancha
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