Nuria Garatachea, investigadora del grupo GENUD y actual subdirectora General de Mujer y Deporte del Consejo Superior de Deportes, ha colaborado en esta investigación liderada por Carlos López-Otín
El trabajo, publicado en la revista Nature Medicine, demuestra que el mantenimiento de una microbiota sana mejora la salud y la esperanza de vida de ratones con envejecimiento acelerado
La relación entre la microbiota intestinal y la longevidad es cada vez más evidente. Unestudio publicado por la revista Nature Medicine demuestra que el mantenimiento de una microbiota sana mejora la salud y la esperanza de vida de ratones con envejecimiento acelerado.
En este estudio, liderado por los doctores Carlos López-Otín y Pedro Moral Quirós de la Universidad de Oviedo, ha participado Nuria Garatachea, profesora de la Facultad Ciencias de la Salud y el Deporte e investigadora del grupo GENUD (Growth, Exercise, Nutrition and Development) de la Universidad de Zaragoza y, desde noviembre del 2018,subdirectora General de Mujer y Deporte del Consejo Superior de Deportes.
Esta investigación ha contado además con la colaboración del Instituto Nacional de Salud e Investigación Médica (INSERM) de París, el Instituto de Productos Lácteos de Asturias (IPLA-CSIC) y la Universidad Europea de Madrid.
En este trabajo, el equipo de investigación ha estudiado el microbioma de ratones y pacientes con envejecimiento acelerado o progeria. El síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford, una enfermedad rara que afecta a una persona de cada cuatro millones, provoca un envejecimiento acelerado durante la infancia que conduce finalmente a una muerte prematura de los pacientes.
El personal investigador ha demostrado que los ratones y pacientes con progeria presentan disbiosis intestinal, una alteración en la microbiota intestinal que cada vez es más frecuente entre la población como consecuencia del estilo de vida y la alimentación actual. "Uno de los objetivos era identificar qué alteraciones estaban presentes en la microbiota intestinal de los ratones y pacientes con progeria y analizar si las bacterias cuyos niveles estaban alterados ejercían un papel perjudicial o beneficioso", señala el aragonés Carlos López-Otín en la nota de prensa emitida por la Universidad de Oviedo.
"Asimismo -prosigue López-Otín-, analizamos también la microbiota de centenarios españoles, identificando un aumento de bacterias beneficiosas como Akkermansia muciniphila, la cual se encontraba además disminuida en los ratones con progeria".
Precisamente, Nuria Garatachea reconoce que “desde el grupo GENUD de la Universidad de Zaragoza se lleva tiempo trabajando en el papel del ejercicio físico sobre la longevidad en general y de forma específica sobre personas con longevidad extrema como son las personas centenarias”. (Ver
Los deportistas de élite viven más que la población general).
“De hecho, este trabajo es una extensión de nuestra línea de trabajo en colaboración con el doctor López-Otín así como otras colaboraciones que se enmarcan en equipos de investigación multidisciplinar”, señala la investigadora especializada en Fisiología del ejercicio físico, actividad física y salud.
Por su parte, Pedro M. Quirós explica que "la regulación de la microbiota intestinal por medio de trasplantes o probióticos es una de las líneas de investigación más prometedoras para el tratamiento de ciertas enfermedades humanas, especialmente aquellas relacionadas con trastornos metabólicos. Sin embargo, su posible aplicación en enfermedades relacionadas con el envejecimiento aún no se había explorado".
En este sentido, el equipo de investigación ha demostrado que el trasplante de microbiota fecal de ratones sanos o el tratamiento con la bacteria probiótica Akkermansia muciniphila extiende la vida de ratones con envejecimiento acelerado.
Como explica Clea Bárcena, primera firmante del trabajo, "el reemplazo de la microbiota endógena de los ratones con progeria por microbiota proveniente de ratones sanos mejoró diversos parámetros metabólicos además de alargar la esperanza de vida; en cambio, los ratones sanos que recibieron un trasplante con microbiota proveniente de ratones con progeria mostraron alteraciones metabólicas como aumento de peso y de los niveles de glucosa en sangre".
Este trabajo demuestra que la corrección de la disbiosis intestinal mediante el trasplante de microbiota podría utilizarse como futura terapia en enfermedades relacionadas con el envejecimiento. De hecho, como señala José M. P. Freije, "el trasplante de microbiota fecal es el método más efectivo para infecciones recurrentes de Clostridium difficile, con lo que es esperable que su uso pueda extenderse a otras patologías".