La reforma de la ley de salud sexual y reproductiva y de la interrupción voluntaria del embarazo, que abordará el duelo perinatal, ha reabierto el debate sobre la necesidad de que las mujeres que pierden a su bebé puedan disfrutar de un permiso de maternidad, como ya lo hacen en casos de muerte perinatal cuando se han superado los 6 meses de gestación.
La turolense Anabel Hernández, de 40 años, se vio en esta situación en 2013, tras perder a su primer hijo en el parto embarazada de 42 semanas. Ella pudo disfrutar del permiso, pero no fue así en el caso de su expareja. "Cuando fue a la seguridad Social a solicitarlo, la respuesta que tuvo es que él no era padre. Con todo ese dolor que tú tienes, porque aunque no lo haya conocido nadie, para ti es tu hijo, no solo es lo mal que estés psicológicamente, sino que en ese momento la pareja está convaleciente de un parto, de cesárea en mi caso, y también necesita ayuda. Hay casos en los que la madre está convaleciente y tiene otros hijos que atender. Que se conceda un permiso por pérdida gestacional creo que es un avance muy grande para la mujer, que podría así recuperarse de la pérdida tanto físicamente como psicológicamente y volver a su vida con otra entereza", defiende Hernández, socia-fundadora de la asociación aragonesa 'Brisa de Mariposas', que presta atención al duelo de estas personas.
Siete años después de aquel parto que marcó su vida, esta turolense volvió a ser madre hace un año, en plena pandemia, y aunque el "miedo" la acompañó en buena parte de su segundo embarazo, reconoce haberse llevado una lección importante. "Al principio, por ignorancia, una piensa que todos los embarazos acaban con final feliz y que todo es maravilloso. Luego cuando pasa y entras en contacto con otras familias, te enteras de más casos, sabes más cosas... te viene otra vez el miedo, y en mi caso he tenido que trabajarlo mucho interiormente para no transmitirle eso", confiesa. Su segundo hijo, Xoel, que ya ha cumplido un año, nació en el Hospital Obispo Polanco de Teruel en plena pandemia, el 30 de junio de 2020. Y a pesar de la covid, la experiencia para esta madre fue muy buena. "Como todos sabían de mi anterior situación me trataron con mucha empatía y mucha delicadeza. Aunque en general estabas más aislada (no te dejaban entrar acompañada a las ecografías, etc.), con nosotros sí que hicieron esa excepción y permitieron a mi pareja estar conmigo en todo momento", cuenta esta aragonesa.
Ahora Anabel Hernández, al igual que otras mujeres que han pasado por lo mismo, ven con buenos ojos que la nueva ley del aborto aborde el duelo perinatal, y defienden que se incluya en ella el permiso de maternidad extensible a todas aquellas familias que se vean en una situación de este tipo. En la actualidad, cuando un bebé que tiene más de 180 días de gestación nace muerto, la madre tiene derecho a la prestación de nacimiento y cuidado del menor, que tiene una duración de 16 semanas (las primeras seis son obligatorias). De cara a la futura ley del aborto, una petición abierta en Change.org quiere lograr que se apruebe un permiso por duelo en casos de pérdida gestacional que incluya a la pareja, si la hay, y que se reconozca cuando el bebé tiene menos de seis meses. "Sería de gran ayuda el que pudieran tener esta baja. Lo primero, para recuperarse físicamente… porque al fin y al cabo acabas de pasar un parto. Pero sobre todo psicológicamente, porque en el momento en que eres madre sin bebé estás hundida y es un 'shock' muy grande porque no esperas que eso te vaya a pasar. Estás abrazando vida y de repente te encuentras abrazando muerte. A mí me suponía un esfuerzo tremendo salir a la calle y ver otras familias, carritos de bebé… No entendía que no pudiera disfrutar de eso hasta que con terapia de duelo lo vas aceptando todo", reconoce esta madre.
De otorgarse más allá de las seis semanas de gestación, Hernández opina que sería un "avance muy grande para la mujer", que se podría recuperar así de la pérdida perinatal tanto física como psicológicamente y "volver a su vida con otra entereza", lo que a su juicio evitaría también a muchas mujeres el riesgo de desarrollar una enfermedad mental por un duelo mal llevado. "Si te pasa en el primer trimestre también puedes acabar cogiendo una baja por depresión, porque la mujer se ve obligada a recuperarse en dos o tres días y volver a trabajar como si nada. En cambio, si se puede prevenir con este tiempo para ti, es una mejora importante. Todo el mundo tiene derecho a recomponerse", subraya esta madre.
En una situación parecida se vio la turolense María Martín, quien con 39 semanas y cinco días sufrió una pérdida intrauterina. Trabajaba como matrona en Zaragoza y aplicó consejos que ella daba a otras parturientas para poder superar el duelo con apoyo de su entorno, compañeras de profesión y terapias alternativas. "Yo parí a mi hija y la parí muerta. En mi caso sí tuve derecho a la baja por maternidad pero mi pareja no. El permiso por paternidad se daba para adaptarse a la nueva situación y había CC. AA. en las que se había concedido. Aquí en Aragón nosotros lo solicitamos, pero nos lo denegaron y mi marido tuvo que ir al médico de familia, que le dio una baja por depresión", recuerda.
Martín considera que la mejor opción en estos casos sería que hubiera un tipo de baja específica para las familias que pierden a un bebé en unas circunstancias de este tipo. "La ley está hecha a partir de la viabilidad fetal, y como con menos de 26 semanas sacar un niño adelante es muy complicado o puede tener graves secuelas no se considera, pero sí tendría que haber un permiso por duelo o pérdida gestacional temprana (antes de los 180 días) y que cada persona decida", indica esta enfermera, que al trabajar como matrona no pudo reincorporarse a su puesto hasta que pasó un tiempo. "Hay personas a las que el trabajar después de una situación así les viene bien. En mi caso no fue así porque todo me lo recordaba... y de hecho yo seguí de baja dos años", señala.
En la actualidad, ella y su marido (abogado de profesión) siguen peleando para que se reconozca una situación "dolorosa" y "traumática" para las familias. "Yo parí a mi hija estando ya cumplida (de hecho pesó 2,8 kg), pero no la tengo en mi libro de familia ni nada. Después de perderla no podía cuidar de mí misma ni de mi otro hijo, y a él le obligaban a incorporarse al trabajo. Esto a nivel emocional machaca mucho, tanto a la mujer como al otro progenitor. A nosotros nos denegaron el permiso y lo recurrimos al TSJA, que lo denegó también, y ahora está admitido a trámite para una unificación de la doctrina, porque si la madre tiene derecho lo que estamos pidiendo es la igualdad de la pareja, tanto si es homosexual como heterosexual", defiende esta familia, que tres años después se sigue preguntando por qué el padre no tiene derecho a disfrutar también de este permiso. "El otro progenitor también ha perdido a su hija y tiene que pasar también esta baja. En la nueva situación, con el niño, el padre ayuda. Pero en una situación sin niño todavía ayuda más. Yo necesitaba que alguien cuidara de mí y de mi otro hijo...", confiesa María, que ahora es madre de familia numerosa.
Blanca L., otra mamá aragonesa de 31 años que pasó por este duelo en febrero de 2021, cuando interrumpió de manera voluntaria e informada su embarazo a las 17 semanas, cree que un permiso de maternidad en su situación solo hubiera aumentado su dolor, pero llamado de otra forma -o uno específico para estos casos- sería, a su juicio, un "avance" para todas las familias. "Considero que debería existir un permiso, puesto que debe recuperarse tanto el cuerpo como la mente. Y pienso que sí debería aplicarse (voluntariamente) a todas las mujeres que sufran una pérdida en la semana que sea. De pocas semanas tal vez no necesiten recuperación física, pero sí mental. Cada familia es un mundo, y esa pérdida puede venir tras mucha lucha y un gran deseo, aunque se enteren del embarazo en el mismo momento de la pérdida", puntualiza.
Cuando ella y su pareja tomaron la decisión de abortar fue de manera consensuada y muy informada. La fecha, explica, no fue natural ni elegida. "Podría haber sido desde la semana 12 hasta la 20. Y esperamos hasta que tuvimos toda la información necesaria para saber que la vida de nuestra niña iba a ser muy dura y limitada debido a su enfermedad. Lo solicitamos un día, y nos citaron para el día siguiente. Como era interrupción voluntaria, se nos derivó a una clínica privada en Zaragoza. Ingresé por la mañana, me hicieron la intervención, y volví esa tarde a mi casa en Teruel", recuerda esta paciente, quien subraya también el dolor que en estos casos acompaña a los dos progenitores.
"Un bebé trae muchos cambios a la vida, sobre todo si es el primero. Y lo más doloroso, al menos en nuestro caso, es ver que la vida sigue exactamente igual, cuando tendría que haber cambiado tanto. Un permiso, llamado de otra forma, o específico para estos casos, y de cierta duración menor (en mi caso 15 días o un mes) habría servido para justificar tanto el tiempo previo (desde la semana 12 sabíamos que probablemente pasaría esto) como lo que vino después: mi falta de rendimiento, mi estado de ánimo, mi comportamiento general, y lo más importante de todo: habría servido para visibilizar mi pérdida como algo real, algo que sucede en este mundo y que duele tanto o más que otras pérdidas", confiesa Blanca, quien lamenta no haber tenido tiempo, después de esta experiencia, para "pensar, escribir o llorar", y poder tener así junto a su pareja una "despedida emocional".
Por eso ahora que la reforma de la ley del aborto promete abordar el duelo perinatal, Blanca hace hincapié en la importancia de que exista un permiso y que este sea extensible a la pareja de las mamás embarazadas que sufren una pérdida. "Nuestra pareja también afronta la pérdida de un ser querido (pese a no sufrirlo físicamente), además de tener una extrema preocupación por nosotras, porque saben que lo sufrimos "más". Si la ley lo permite, al menos deberían disponer de un par de días mínimo como en todas las pérdidas por fallecimiento de un familiar cercano", opina.
Para Miguel Ángel García, matrón y vocal del Colegio de Enfermería de Zaragoza, esta medida sería sin duda una mejora para la mujer, pero también para la familia que se vea en una situación de este tipo. "Siempre se piensa que un embarazo es un momento fantástico y maravilloso, pero por desgracia ocurren estos episodios y van a seguir pasando. Todo lo que suponga una ampliación dirigida a la asistencia a estos pacientes, tanto a nivel sanitario como social, es más que bienvenido y necesario tanto para ellas como para ellos", defiende este profesional sanitario, al explicar que los protocolos de atención al duelo perinatal han mejorado mucho en los últimos años.
"Desde el punto de vista de la asistencia, nosotros ya en el Hospital Miguel Servet de Zaragoza hemos notado un cambio. Se elaboraron protocolos específicos, se formó al personal y se tiene una consideración extra hacia todas estas pacientes a las que hay que tratar con un cuidado mayor por el momento crítico y vital que atraviesan", defiende este matrón.
La turolense Anabel Hernández, que volvió a dar a luz el pasado año en el mismo hospital en el que perdió a su primer hijo, reitera que la atención en esta línea ha mejorado mucho. "Como Teruel es una ciudad pequeña, con un hospital pequeño, todo el mundo conocía mi caso... Y si por aquel entonces sentí que me habían "maltratado", cuando en verdad es que no supieron hacerlo, porque había mucho desconocimiento, esta vez fue todo lo contrario. Se preocuparon por mi situación, por cómo había estado antes, y eso ha sido una ayuda para mí, porque cuando estás en manos de otros en el mismo sitio en el que viviste una situación traumática, te sientes más vulnerable", añade esta paciente, que disfruta ahora de la maternidad de una manera diferente. "Yo lo comparo con la mentirijilla de reyes (cuando descubres que son los padres). A la siguiente vez lo vives con ilusión, pero sin esa inocencia. Llegas a casa con tu bebé y eres muy feliz. Pero al primer hijo no lo olvidas. La gente piensa que con tener otro se te pasará. Yo no quiero que se me olvide. Xoel cuando sea mayor sabrá que tuvo un hermano antes que él”, afirma esta madre, quien confía en que la nueva ley ayude a visibilizar también estas historias personales y las de sus bebés, algo por lo que llevan muchos años luchando en la asociación para que mejore la asistencia a estas familias. "Que se contemple este permiso más allá de los seis meses es hacer más legítmo tu duelo, quiere decir que los están reconociendo, y nosotras estamos siempre peleando por ello", recalca la socia fundadora de esta asociación aragonesa.
Tanto las familias como los profesionales sanitarios consultados verían con buenos ojos que se extendiese este permiso a todas las partes, primando eso sí la atención a las madres. "El hecho en sí de tener que realizar un papeleo es quizás lo menos importante, pero ya es necesario disponer de unos días para poder centrarte. A nivel de vida familiar, como pareja, poder llevar esta situación los dos juntos, o si tienes otros hijos explicarles a los mayores qué ha sucedido evitaría duelos patológicos. Al final todo requiere tiempo, y no es algo que puedas solucionar en 24 o 48 horas", recalca el matrón Miguel Ángel García, quien hace hincapié en una cuestión importante. Tanto si la mujer sufre un aborto a los tres meses, como si es el caso más extremo de una gestación a término, ambas mujeres han de pasar por un proceso de parto. "Y físicamente -recalca este sanitario- las repercusiones son similares".
A nivel psicológico, García hace hincapié en la importancia de no caer en el tópico de pronunciar determinadas frases, como el "ya pasará" o "podrás tener más hijos".
"Eso no es lo acertado ni lo correcto, y desde luego el poder tener soporte social, ya sea de prestación o de asistencia psicológica, será siempre bienvenido", asegura este profesional.
Respecto a la posibilidad de que este permiso pudiera extenderse también a los padres o a la pareja de la madre, este sanitario considera que debería regularse de una forma similar al disfrute del permiso de maternidad. "Debería haber una parte obligatoria y otra que se pueda ceder a la pareja. Al fin y al cabo, cuando se da la noticia de que la mujer está embarazada es un motivo de felicidad para ambos, y a partir de ese momento cualquier episodio que surge en contra de la gestación siempre va a suponer un dolor tanto para la madre como para la pareja", apunta este sanitario, quien reitera además que el duelo se produce en el momento del aborto, "aunque sea de pocas semanas".
A su juicio, esta experiencia es una vivencia "única" en la vida de una mujer, pero el sentimiento de pérdida es para todos. "Es algo que esperabas que fuese bien y no ha ido. Por tanto, está bien que exista una prestación para ambos, pero es verdad que la que sufre el proceso físico es la mujer y es prioritario que sea ella la que disfrute de todo el permiso posible. Pero si por la circunstancia que sea no quiere o no puede, entonces que lo disfrute la pareja", concluye.