"Los menores de 65 años que se hayan infectado de coronavirus recibirán su tercera dosis a las cuatro semanas de haber sido diagnosticados y siempre que hayan pasado cinco meses de haber completado la pauta". Es la última actualización de la estrategia de vacunación publicada por el Ministerio de Sanidad, a pesar de la cual, la confusión entre los infectados sobre si es aconsejable o no recibir una dosis de refuerzo pasado el tiempo establecido aumenta conforme los contagios siguen su escalada.
Esa incertidumbre, sumada a que muchos ciudadanos a los que ya les tocaría inocularse con la tercera dosis, están contagiados son dos de los factores que han supuesto que España pase de estar a la cabeza de Europa durante la primera fase de la campaña de vacunación, a la cola del ránking con la de refuerzo. Solo un 13,3% de la población, según datos del Centro para el Control y Prevención de Enfermedades, se ha inoculado con la tercera vacuna frente al 45,3% que ya lo ha hecho en Francia, por ejemplo.
Datos extrapolables a nuestra comunidad, donde según el portal de Transparencia del Gobierno de Aragón mientras a fecha 20 de enero de 2022, se habían administrado un total 1.106.944 vacunas de la segunda dosis, de la refuerzo la cifra desciende a 505.408.
"El protocolo marca que hay que esperar, como mínimo, cuatro semanas para la tercera dosis. Tiempo establecido que se puede demorar por diferentes factores, pero que ha variado -recordemos que cuando comenzó la campaña de vacunación había que esperar seis meses para inocularse con la primera dosis, frente al mes actual-, debido a la evidencia científica", explica Inma Cuesta.
"Conforme la enfermedad avanza la dinámica cambia, y esa evidencia deja claro que cuando alguien ya vacunado se contagia logra una inmunidad híbrida que no le garantiza una protección al 100% contra el virus. Por eso es importante ponerse la tercera dosis", dice Cuesta.
Sin embargo, algunos expertos como Juan José Badiola, director Centro de Encefalopatías y Enfermedades Transmisibles Emergentes de la Universidad de Zaragoza, cuestionan la utilidad de esa dosis de refuerzo. "Tras la vacunación, una infección por ómicron es como una nueva dosis, pero más completa, porque no solo nos exponemos a una parte del virus, como con la inyección, sino a todos sus antígenos. Semanas después el organismo tiene anticuerpos efectivos durante al menos tres o cuatro meses, tiempo que, en mi opinión, sería lo recomendable para ponerse la siguiente dosis", comenta Badiola.
No obstante, el experto insiste en que "hay que cumplir los plazos establecidos por Sanidad", aunque según su criterio, "sería más efectivo vacunar antes a quienes no se han infectado y a quienes viven en países empobrecidos, que es donde más peligro existe".
Controversia también la surgida en torno a la vacunación de los menores de 12 años, que ha supuesto que algunos de ellos no hayan podido vacunarse ni con la primera dosis por llegar antes el contagio que la vacuna correspondiente por su edad.
En estos casos, el protocolo marca que quienes ya cuentan con el primer pinchazo, una vez contagiados, deben esperar cuatro semanas, como los adultos, para que les pinchen por segunda vez. Mientras, los menores contagiados no vacunados, pasado el tiempo establecido, solo tendrá que ponerse una dosis.
¿Cuál es la razón? "Si un niño con una dosis enferma se debe a que la vacuna no le ha hecho el efecto que debería. Por eso consideramos necesario que se inocule por segunda vez para que la protección se eficaz", explica Inma Cuesta. "En el caso de aquellos pequeños aún sin vacunar solo necesitarán un pinchazo tras el contagio. Es decir, la covid y, posteriormente una vacuna, protegen suficientemente al menor como en el caso de, por este orden, una primera vacuna, contagio, y segunda dosis", argumenta Cuesta.
Argumento tampoco compartido por Juan José Badiola, quien estima que la respuesta del virus en los niños "es incluso más potente que en los adultos". "La infección actúa como sustitutivo de la segunda dosis. Es más importante vacunar a todos los menores no infectados que a quien ha pasado recientemente la enfermedad", dice el experto. No obstante, insiste, "la opinión del Ministerio de Sanidad es siempre la que debe prevalecer", concluye Badiola.
Fuente: El Heraldo de Aragón