El servicio en español de Medline Plus, organismo de comunicación de la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, define la disnea como una palabra que abarca a toda la dificultad respiratoria, independientemente del tipo y la intensidad. La disnea es uno de los síntomas de la covid desde el principio de la pandemia, y está convirtiéndose en mucho más común con las últimas subvariantes de ómicron: la BA.4, BA.5 y centaurus, las últimas definidas por las autoridades sanitarias. Se ha hecho cada vez más presente junto a otros síntomas como el dolor de garganta y cabeza, la nariz taponada, la tos seca y con flema, la coriza, la ronquera, la fatiga, las náuseas, el cuello hinchado o la pérdida del olfato.
La dificultad para respirar puede ser simplemente un proceso dificultoso, incómodo o la mera sensación de no tener suficiente aire para llenar los pulmones. Obviamente, depende de la forma física en la que esté cada persona cuando no hay una afección respiratoria concreta, pero en el caso del paciente covid infectado por las últimas subvariantes afecta a un número creciente de pacientes, que actualmente se cifra en un 11% de los afectados. También se han dado casos de sibilancias o ruidos grotescos similares a silbidos ahogados cuando se exhala el aire.
La dificultad respiratoria puede venir por enfermedades pulmonares previas como coágulos en las arterias, o acumulación de mucosidad en las vías aéreas más pequeñas, o por enfisema, pero también por cardiopatías como insuficiencias o arritmias crónicas; también aparece en casos de neumonía, inflamación de la cuerdas vocales o crup, inflamación del tejido que cubre la tráquea… también pueden aparecer por alergias al moho, el pelo de animales, el polen… incluso pueden llegar por vía del estrés emocional o una hernia de hiato, generada en el estómago. La obesidad, los ataques de pánico, la anemia o ciertos problemas en la circulación sanguínea también pueden hacer aparecer la disnea.