La úlcera de Buruli es una ETD que afecta a la piel, tejidos blandos y huesos, y ataca principalmente a personas de entornos rurales y contextos empobrecidos, donde el acceso a los servicios de salud es limitado. El tratamiento recomendado por la Organización Mundial de la Salud (OMS) requiere ocho semanas de dos antibióticos (rifampicina y claritromicina), administrados diariamente. Además, se necesitan muchos cuidados para poder curar las úlceras que produce la enfermedad en la piel y evitar que las personas afectadas necesiten injertos de piel y cirugía. Si la enfermedad no se trata, puede causar discapacidad e incluso la muerte. Con tratamiento y seguimiento adecuado la curación puede tardar hasta un año.
Basado en trabajos previos del grupo de investigación, se ha observado en ensayos in vitro que los beta-lactámicos (una familia de antibióticos) aumentan la actividad de rifampicina y claritromicina. En consecuencia, el objetivo de este proyecto es evaluar si el tratamiento podría ser reducido de ocho a cuatro semanas coadministrando amoxicilina/ácido clavulánico con la actual terapia.
Para ello, se ha iniciado un ensayo clínico de fase II en tres centros de diagnóstico y tratamiento de úlcera de Buruli en Benín, en las localidades de Pobè, Lalo y Allada. Los pacientes son divididos de acuerdo a la gravedad de la lesión y asignados al azar en dos tratamientos diferentes: rifampicina más claritromicina durante ocho semanas; y rifampicina, claritromicina más amoxicilina/ácido clavulánico durante cuatro semanas. Al final, se comparará el porcentaje de pacientes en cada grupo cuya lesión se ha curado, sin recurrencia y sin necesitar cirugía a los 12 meses después de empezar el tratamiento.
¿Qué es la úlcera de Buruli?
La úlcera de Buruli es una infección crónica y debilitante causada por una micobacteria ambiental, Mycobacterium ulcerans, que pertenece a la misma familia de bacterias que causan la tuberculosis o la lepra. Más de 30 países –especialmente de África Occidental y Central– han notificado esta enfermedad. A día de hoy se desconoce su modo de transmisión, pero se relaciona con zonas con aguas estancadas e insalubres. La mayor carga recae en niños menores de 15 años en África Subsahariana. Se trata de una enfermedad que afecta a las comunidades más empobrecidas y que, de no tratarse, puede dar lugar a discapacidad permanente, con las implicaciones psicosociales y socioeconómicas que esto conlleva. La la mayor parte de los casos siguen siendo detectados en estadios avanzados de la enfermedad; la necesidad de hospitalización para el tratamiento y cuidado de las heridas tiene gran impacto en el hogar.
¿Cómo impactan proyectos como este?
Un resultado positivo de este ensayo proporcionaría la base para implementar un nuevo tratamiento en países endémicos de úlcera de Buruli, lo que podría orientar un cambio en la política y práctica de la OMS. Un tratamiento más corto, altamente efectivo y totalmente oral reduciría tanto la duración del tratamiento como el tiempo de curación de todo tipo de lesiones. Además, esto tendría un impacto en los gastos relacionados con la hospitalización (menos días), los costes indirectos (pérdida de ingresos y costes familiares para apoyar al paciente) y las barreras de acceso a la terapia (terapia más fácil y más corta).
Este proyecto tiene un enfoque transversal debido a la participación de las comunidades afectadas, campañas de sensibilización y actividades de capacitación. Las ETD de la piel son coendémicas en muchos países y comunidades. Tienen manifestaciones clínicas y diagnósticos comunes y se sabe que el número de casos notificados está por debajo de la realidad. Las campañas de información, educación y comunicación, así como la búsqueda activa de casos, se han intensificado durante el período de estudio, con lo que aumenta la posibilidad de detectar infecciones de la piel y tratarlas. Este ensayo podría, además, proporcionar información esclarecedora sobre estrategias para acortar tratamientos de otras infecciones causadas por micobacterias como la tuberculosis, la lepra y otras causadas por micobacterias no tuberculosas que tienen en la rifampicina un componente central de su tratamiento.
¿Cómo se puede avanzar en el control de esta enfermedad?
En los últimos años, el número de casos de úlcera de Buruli notificados en países africanos endémicos ha disminuido. Sin embargo, la pandemia por covid-19 ha enfatizado la desigualdad y ha provocado un retroceso en el control de las Enfermedades Tropicales Desatendidas (ETD).
El objetivo del control de esta enfermedad consiste en minimizar el sufrimiento, las discapacidades y la carga socioeconómica de las personas que la padecen. Su prevención y modo de transmisión siguen siendo desconocidos y, por lo tanto, el diagnóstico y el tratamiento tempranos son cruciales. Además, el enfoque de integración de las ETD y la adopción de medidas multisectoriales dentro y fuera del sector de la salud son necesarios para su control. Es importante movilizar recursos y llevar a cabo proyectos como este, con enfoque transversal y formado por actores multidisciplinares, para avanzar en el control de una enfermedad tan compleja como la úlcera de Buruli.
Santiago Ramón-García Investigador ARAID en la Universidad de Zaragoza Emma Sáez-López Investigadora de Unizar
Fuente: Heraldo de Aragón