El médico Òscar Miró recuerda los días “terribles” de la peste de la covid a finales de marzo, cuando las personas se amontonaban en la puerta de Urgencias de su hospital con un mismo patrón: la fiebre disparada, estertores en los pulmones y asfixia. Escaseaban las mascarillas y los trabajadores sanitarios también caían enfermos. “Había miedo”, reconoce Miró. En medio del caos, el médico y otros compañeros empezaron a ver “cosas inusuales”: pacientes con síntomas tan extraños que solo aparecía un caso similar por cada millar, como mucho. “¿Será casualidad?”, se preguntaron.
Miró, coordinador de investigación del servicio de urgencias del Hospital Clínic de Barcelona, comenzó a hacer llamadas a colegas de otras ciudades para averiguar si también tenían pacientes atípicos. Empezaron a compartir datos y el resultado es una red sin precedentes de trabajadores de Urgencias, autodenominados Siesta: el acrónimo de Spanish Investigators in Emergency Situations Team. Son representantes de 60 centros públicos que atienden a más de 15 millones de personas, el 33% de la población española. Y sus datos sugieren que aquellas cosas raras no eran una casualidad.
Los investigadores han analizado los expedientes de unos 64.000 pacientes con covid atendidos en Urgencias en los hospitales españoles durante la primera ola de la epidemia. Han contado 45 casos de miopericarditis —la inflamación del músculo del corazón y de la membrana que lo envuelve—, 36 neumotórax espontáneos —fugas de aire de los pulmones— y ocho síndromes de Guillain-Barré, un trastorno grave en el que las defensas del organismo atacan a su propio sistema nervioso, causando debilidad muscular e incluso parálisis.
"El síndrome de Guillain-Barré, que provoca parálisis, es casi cinco veces más frecuente en los pacientes con covid"
Las tres manifestaciones son muy infrecuentes en los enfermos de covid, pero aun así son más frecuentes de lo normal. Los datos de la red Siesta muestran que el síndrome de Guillain-Barré es casi cinco veces más común en enfermos de covid en Urgencias que en otros pacientes libres del virus en el mismo servicio. El neumotórax es dos veces más habitual. Y el riesgo de miopericarditis sube un 45%.
“Hemos sido capaces de ver claramente que estos procesos son mucho más frecuentes de lo esperable en los pacientes que tienen covid. En cambio, otras manifestaciones que inicialmente parecía que estaban ligadas a la covid, como la pancreatitis aguda, quizá sean fruto de la casualidad”, reflexiona Miró. Uno de los puntos fuertes de su investigación es que analizan a los pacientes como llegaron en marzo y abril a la puerta del hospital, antes de que los propios tratamientos médicos a la desesperada alterasen sus síntomas originales. “Vemos las manifestaciones espontáneas que tuvieron los pacientes durante el periodo de incubación en su casa, hasta que vinieron a Urgencias”, subraya Miró.
Su estudio, publicado en la revista especializada Epidemiology & Infection, no demuestra que estas patologías estén causadas por el nuevo coronavirus, pero es un potente indicio. Uno más. El 17 de abril, investigadores de tres hospitales del norte de Italia ya publicaron cinco casos de Guillain-Barré presuntamente vinculados a la covid. Los investigadores de la red Siesta creen que sus datos “confirman la sospecha” de que el SARS-CoV-2 puede desencadenar este síndrome, al igual que otros virus disparan en ocasiones “respuestas inmunes aberrantes”, como ocurre con el citomegalovirus, el virus de Epstein-Barr y el virus del zika. El propio Ministerio de Sanidad español ya contempla el síndrome de Guillain-Barré como una posible “complicación inflamatoria” de la covid.
El médico Juan González del Castillo, del madrileño Hospital Clínico San Carlos, ha sido otro de los impulsores de la red Siesta, que incluye hospitales de casi todas las comunidades autónomas, como La Fe (Valencia), el Reina Sofía (Murcia), el Álvaro Cunqueiro (Vigo) y La Paz (Madrid). Los investigadores han observado siete casos de miopericarditis, casi seis neumotórax y poco más de un síndrome de Guillain-Barré por cada 10.000 pacientes. “El trabajo pretende ser una señal de alarma desde el punto de vista epidemiológico, pero no profundiza en los mecanismos implicados, aunque es muy fácil hipotetizar que los procesos inflamatorios tienen que ver en esto”, apunta Miró. En algunos pacientes, la respuesta exagerada de su sistema inmune acaba siendo más peligrosa que el propio virus.
El médico del Clínic cree que sus resultados son “una señal indirecta” de que el nuevo coronavirus, además de tener afinidad por los pulmones, también podría tener “un tropismo especial por ir al sistema nervioso central” en algunos pacientes. Un estudio de 214 pacientes hospitalizados en la ciudad china de Wuhan al comienzo de la pandemia ya mostró que muchos de ellos presentaban síntomas neurológicos, como mareos (el 17%) y dolor de cabeza (el 13%). Los investigadores españoles hacen un llamamiento a “investigar sistemáticamente” las posibles infecciones por SARS-CoV-2 en pacientes con síndrome de Guillain-Barré, miopericarditis o neumotórax espontáneo.